Los Simpson ya lo hicieron

Por Mauricio Maldonado Muñoz
Buenos Aires, Argentina

El pequeño Butters, habitante de South Park, esconde una personalidad que sus padres y amigos ignoran. Él es el «Profesor Caos» y tiene planes malignos que piensa realizar junto a su aliado y discípulo, el «General Desorden». Se le ha ocurrido un particular plan, dice él, para destruir a la humanidad: «tapar el sol y dejar a South Park en la oscuridad». Lamentablemente para el «Profesor Caos» ésta no es una idea original. El «General Desorden» le hace caer en cuenta de que eso ya lo hicieron los Simpson; más precisamente, lo hizo el Sr. Burns en el capítulo «¿Quién mató al Sr. Burns? Parte I».

«Caos», ante la falta de originalidad de su idea, debe lamentarse y buscar un nuevo plan maligno. Ahora decide cortar la cabeza de la estatua del prócer de South Park, pero luego se da cuenta de que los Simpson ya lo hicieron, Bart ya lo hizo. Y así, sucesivamente, cada vez que «Caos» planea algo, el «General Desorden» le recuerda: «Los Simpson ya lo hicieron». Él no puede creerlo, se sale de quicio, es imposible creer que todas sus ideas hayan sido pensadas previamente por los creadores de los Simpson. ¡Qué difícil realidad la del «Profesor Caos»!

Los Simpson, sin embargo y para desdicha de «Caos», siguieron creando historias. Por ejemplo, el episodio 22 de la temporada 15, «Noticias engañosas», relata la supuesta muerte del Sr. Burns, después de que le cayeran encima unas rocas. La verdad es que Burns no había muerto, aunque la gente así lo creyera. Él, entonces, quiso enterarse sobre cómo Springfield había recibido la supuesta noticia de su muerte, esperando ser idolatrado. Prendió la televisión y se dio cuenta de que, al contrario de lo que pensaba merecer, los medios hablaban mal del multimillonario y tacaño Burns y, al parecer, no lamentaban su ausencia. Esto lo enfureció, así que hizo lo que «cualquier» hombre de su carácter y en su posición haría: compró todos los medios de la ciudad para mejorar su imagen en pos de su necesidad de reconocimiento.

Paralelamente, Lisa imprimió un pequeño periódico con un poema que ella había escrito sobre «La Roca del Viejo», monumento natural rocoso de la ciudad que se había destruido y que era el que había caído encima de Burns. El poema de Lisa, publicado en su periódico, resultaba agradable y estimulante para sus lectores, que se dieron cuenta, a propósito de la publicación, de que habían perdido algo muy valioso para la ciudad. Pronto más personas desearon obtener más ediciones del periódico de Lisa y ella debió conseguir colaboradores y ampliarse. Este periódico resultó ser el único, de todos, que no pudo comprar el Sr. Burns, aunque quiso persuadir a Lisa, quien no estuvo dispuesta a vender su medio. Él, sin embargo, era un hueso duro de roer, así que buscaría la manera de amedrentarla.

La televisión, la radio, los periódicos, todos alababan a Burns, menos el diario de Lisa, que continuaba criticándolo. Visiblemente contrariado, Burns dice: «¡Me indigna! ¿Desde cuándo las figuras públicas somos blanco de la sátira?». Así que Burns empieza a perseguir a Lisa. Saca del camino el auto de Homero en que se repartían los periódicos y luego, como si todo lo anterior fuera poco, corta la electricidad, por lo que Lisa debió seguir imprimiendo la publicación en un viejo mimeógrafo. Pero Burns aún no se había cansado (todavía tenía un par de ases bajo la manga), de modo que, seguidamente, con los medios a su disposición, emite noticias que hablan mal de Lisa. Los titulares: «Lisa está loca, dice su padre», «Lisa ama a Milhouse», circulan por todas las ediciones. Lisa se agobia por la presión y decide abandonar el periódico cuando siente que ha sido rebasada.

Pero Homero no puede soportar ver sufrir a su hija, así que decide hacer él su propio periódico y contarles a todos la verdad de la valentía de Lisa. Cuando ella baja del autobús de la escuela, triste por su situación, se reconforta al ver la publicación de su padre, a quien, de todos modos le dice: «aprendí que un pequeño periódico no puede causar impacto en este mundo». Sin embargo, pronto se da cuenta de que hay mucha gente en Springfield imprimiendo y repartiendo ediciones de sus propias publicaciones con sus opiniones: Barney, Lenny, Willie, Paty y Selma y los demás hombres y mujeres de Springfield. Lisa les había inspirado entender la importancia de los medios libres -decían ellos-. Aunque eso no importaba para Burns, él quería los medios y las alabanzas.

En fin, no sé si les pasó, pero si vieron este capítulo y luego observaron hacia el exterior, tal vez entendieron la indignación del «Profesor Caos» en South Park, limitado por sus ideas, ya tan usadas y entradas en desuso. Es verdad, qué ideas tan poco originales se les ocurren a algunos, en lugar de, por ejemplo, identificar a la delincuencia como el mayor enemigo, andan peleando y amedrentando medios.

¡Hey! ¡Los Simpson ya lo hicieron!

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