Fraudes societarios

Por Eduardo Carmigniani
Guayaquil, Ecuador

Quedó finalmente aprobada en la Asamblea la propuesta del Ejecutivo dirigida a que, en el caso de deudas laborales o con el Estado, si la obligada es una persona jurídica «usada para defraudar (abuso de la personalidad jurídica)», se pueda levantar el llamado velo societario y llegar «hasta el último nivel de propiedad», atacando en esa forma al controlante a efectos de que responda con todo su patrimonio.

Lo anterior está siendo entendido, según he leído, como que la figura de marras pudiera servir para, en cualquier caso, hacer responsables a todos los accionistas de una compañía, hasta a los minoritarios, por las deudas laborales o con el Estado. Esa preocupación no tiene fundamento, al menos en el texto aprobado. De un lado, porque la técnica del levantamiento del velo es de excepción y solo se aplica en los casos en que a la persona jurídica se la usa como mascarada para defraudar; por eso, incluso entre paréntesis, se hace referencia al «abuso de la personalidad jurídica», concepto que, más allá de que su proscripción no es novedad pues desde hace años varias decisiones de la Corte Suprema la declararon, no es invento ecuatoriano sino herramienta usada en muchos lugares (Estados Unidos, Europa). Y de otro, porque al levantar el velo se ataca al controlante y no a los minoritarios.

Hay, empero, dos asuntos que arreglar. El primero, en el propio texto, que sugiere que el levantamiento del velo solo puede hacerse en el caso de deudas laborales o con el Estado, dejando a un lado que el abuso de la persona jurídica puede darse en múltiples casos, como cuando un cónyuge defrauda a otro mediante el ocultamiento tras compañías de papel de los bienes de la sociedad conyugal; o mediante el uso de intrincadas cadenas societarias para eludir prohibiciones legales, como las que tienen ciertas personas para contratar con el Estado.

El otro problema es de fondo: la técnica del levantamiento del velo requiere, al final del día, de un sistema judicial competente e independiente. Requiere de jueces que puedan resistirse a las presiones del poder. Y en eso, huelga decirlo, el paisito se queda de año.

Más relacionadas