Dictadura y guerra civil en Siria

Alberto Molina

Por Alberto Molina
Quito, Ecuador

Al morir Hafez Al-Assad (2000), que gobernó Siria con mano de hierro, le sucedió, como si fuese una dinastía, su hijo Bashar. El gobierno de Bashar resultó ser el segundo tomo de la brutal dictadura de su padre. Miles de opositores han sido arrestados, torturados y asesinados desde el inicio de su mandato; su hermano Maher sería el responsable de la represión, ya que es el comandante de las fuerzas especiales sirias; además, ejerce el control de las temidas milicias denominadas Shabbiha.

Se dice que la “Shabbiha no son más que bandas de criminales compuestas por matones y delincuentes afines al régimen dictatorial sirio», muy similares a los brutales Tonton Macoute en Haiti en tiempos de los Duvalier o a los Batallones de la Dignidad en la narcocracia de Noriega en Panamá.

El ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, afirmó que la situación en Siria puede calificarse de «guerra civil»; además, agregó que “Bashar al Assad es un asesino y entre más pronto se vaya, mejor”.

Según un comunicado del Ministerio de Exteriores del dictador, «Siria no es escenario de una guerra civil, sino de una lucha para arrancar el mal del terrorismo y afrontar asesinatos, raptos, explosiones, ataques contra instalaciones del Estado y destrucción de propiedades públicas y privadas, cometidos por grupos terroristas armados». Para el colmo del cinismo, voceros del régimen sanguinario de Assad, ven al conflicto como una conspiración apoyada por el extranjero contra su gobierno legítimo. ¡Qué descaro!

De acuerdo a un informe de la ONU, las fuerzas de Assad han matado a más de 20.000 personas, han torturado, mutilado, violado y asesinado a niños, y también han utilizado a menores de hasta 8 años como “escudos humanos” durante ataques militares contra los rebeldes. Pero para esa extraña e inefable organización llamada Alba, de la cual nuestro país es miembro, cualquier injerencia en esta brutal carnicería humana, sería violar la soberanía de Siria.

En el 2011, a poco de iniciarse la revuelta en Siria, Hugo Chávez, dijo del dictador Assad que es un “líder árabe socialista, humanista, hermano”. En el 2009 durante la visita a Venezuela de otro dictador sanguinario, Gadafi; éste recibió de manos de Chávez la réplica de la espada del Libertador Bolívar, señalando “lo que es Bolívar para nosotros, es Muammar Gadafi para el pueblo Libio”. Sin palabras.

* Alberto Molina Flores es coronel, en retiro, de la Fuerzas Armadas del Ecuador

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