¿Correa versus Correa?

Por Gustavo Domínguez
Quito, Ecuador

No voy a referirme a la relación entre el presidente y su hermano mayor. Es la lucha que el Presidente ecuatoriano ha instaurado entre sus acciones del frente interno y externo lo que ocupa mi atención. La historia incuestionablemente premia a aquellos gobiernos que con éxito logran mantener un saludable equilibrio en la administración del frente interno y externo del estado.

Hace pocos días, una efectiva cadena nacional hipnotizaba a ecuatorianos con imágenes y mensajes de reconocidas personalidades extranjeras, quienes desde el exterior analizaban y realzaban los logros que en el orden interno el gobierno de la revolución ciudadana ha conquistado. Algunos incluso, decían los personajes invitados, constituyen logros ejemplares para la comunidad internacional y de orgullo para los resultados de la revolución ciudadana.

Efectivamente, en el orden interno, exitosos procesos como el notable avance en la infraestructura vial del país que jamás ha disfrutado de una red de la magnitud y calidad de la que el gobierno de la revolución ha desarrollado. Este constituye un importante bono para la carta de presentación del gobierno ante decenas de miles de ecuatorianos que son diarios usuarios de este indiscutible logro.

En política tributaria, se refleja un positivo cambio en la cultura de los ciudadanos, el incremento de la base de tributantes y el proceso de institucionalización del organismo, son logros importantes.

En seguridad social, se ha logrado una valiosa ampliación de asegurados y aportantes. Un beneficio del que claramente son beneficiarios los estratos económicos medios y bajos de la población.

Los cambios emprendidos en el mejoramiento de los estándares educativos secundarios y universitarios, aunque todavía en su etapa de incubación, apuntan a robustecer al más importante de los elementos que requiere el desarrollo a largo plazo de un país: la educación de su juventud.

La recuperación institucional del Registro Civil y su transformación en un modelo institucional de excelencia, es otro de los procesos de cambio que se han materializado con éxito.

La Corporación Nacional de Telecomunicaciones ha reconquistado en su proceso de institucionalización la fe de los ecuatorianos en que los procesos y proyectos públicos pueden ser tan exitosos como los del sector privado, sin perder necesariamente su enfoque social.

Utilizando políticas internas, hemos visto como se logró una exitosa restructuración de la deuda externa con la respectiva reducción de la demanda de recursos para su servicio. Igualmente, la reingeniería en las relaciones con ciertos organismos multilaterales, cuya burocracia se encuentra infiltrada de funcionarios de egos ofensivos a la soberanía de sus estados miembros. Ambas, son conquistas que ningún gobierno anterior puede reclamar para si.

La defensa ecológica mediante la presentación del proyecto Yasuní ITT ha sorprendido positivamente al mundo. Aunque con lentos avances, la idea no deja de ser loable.

Posición especial en los logros del gobierno se merece el proceso de rescate a un importante y hasta hace poco olvidado grupo de ciudadanos. Proyecto exitosamente emprendido desde la Vicepresidencia de la República y que enorgullece casi unánimemente a los ecuatorianos.

Lamentablemente, en el ámbito internacional, muy por el contrario, son pocos los aciertos citables que cosecha el presidente Correa. Más allá de temas de integración regional, la política externa ha logrado cultivar bulliciosos amigos que siembran incomodidad y controversia en la arena internacional. Se ha adquirido las malas mañas de terceros, sin lograr entender que en boca cerrada no entran moscas y que en diplomacia el lenguaje utilizado es el más importante de las herramientas.

La política de soberanía, autodeterminación y anti imperialismo está ocasionando una bola de nieve que crece peligrosamente con el rodar del tiempo y de las circunstancias. La mala asesoría de una Cancillería que insiste en demostrar que en ocasiones confunde peleas callejeras con relaciones internacionales, está arrastrando a nuestras relaciones con el primer mundo por una corriente que inequívocamente la dirige a una especie de cascada de libre caída.

No es que la posición de política internacional esté necesariamente basada en un mal concepto, es el mecanismo escogido para defenderla que está profundamente errado. Es un error considerar el abuso verbal como sinónimo de soberanía en las esferas diplomáticas. Es negligente dar la espalda a tus socios naturales, a quienes comercian contigo y cobijan a tus hijos, hermanos, primos y compatriotas. Es una pésima estrategia asociarte e identificarte con los enemigos de tus amigos. Claro, esto funciona si se los quieres irritar y alejar de tu círculo.

El error de procedimientos de la oficina del ministro inglés William Hague, seguramente le pasará una factura profesional que marcará al diplomático británico por el resto de su carrera. El apoyo de Unasur y de la OEA a la tesis ecuatoriana de inviolabilidad del recinto diplomático será un duro golpe a su ego personal. Un error garrafal basado en la misma pasión obscura que obliga a relucir a flor de piel tanto a sentimientos exageradamente imperialistas como anti imperialistas. En ambas situaciones, la pasión desenfrenada se torna negativa y peligrosa. Un error que Ecuador no puede utilizar para opacar perennemente un desliz de decisión al otorgar asilo a un ciudadano extranjero, que hasta ahora solamente es requerido para aclarar un delito común en un país donde el sistema judicial es infinitamente más prestigioso que el nuestro, y cuya defensa exageradamente argumentada por el Canciller y el propio Presidente, ha ofendido innecesariamente a Suecia y acusado incómodamente a los Estados Unidos.

Es verdad, existen injusticias en la arena internacional, pero siempre es necesario que primeramente se limpie la casa puertas adentro para luego criticar la vivienda del vecino. La visión del mundo fuera de la ideología del Socialismo del Siglo XXI y la fluidez de un florido lenguaje que no agrega valor en las relaciones internacionales podría pasarle una desagradable factura al Presidente y candidato Correa. Esta es una posibilidad que no debe alejar de entre sus prioridades de análisis.

Los hechos demuestran que la batalla más difícil por superar del Presidente se reduce por ahora a esa lucha que parece tener el Correa nacional versus un cuestionado Correa en la arena internacional.

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4 Comments

  1. Buen análisis. Es claro que la cancillería de Ecuador debe mejorar aunque la exposición en la OEA de Patiño no estuvo mal. El resto del discurso de cancillería ha sido muy básico. Aún y con todos los traspieces de nuestra diplomacia se consiguió algo sin precedentes, un respaldo de la OEA y eso no puede pasar por alto.

    • Ningun analisis que pase por alto la flagrante CORRUPCION de este gobierno y la IMPUNIDAD de la que gozan los corruptos de turno, puede ser considerado como un «buen analisis».

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