Mas sobre Assange

Por Carlos Larreátegui
Quito, Ecuador

En su intervención ante los cancilleres americanos reunidos en la sede de la OEA, el ministro Patiño mencionó, sin entrar en detalles, las graves amenazas que pesarían sobre Julián Assange en caso de ser extraditado. No existe proceso judicial alguno en los EE.UU. que involucre al ‘hacker’ australiano y Suecia está impedida por su ordenamiento jurídico de autorizar una extradición que ponga en peligro la vida del procesado.

Sin embargo, el Gobierno ecuatoriano insiste en los riesgos que corre Assange de ser ejecutado o condenado a cadena perpetua en los EE.UU. si opera la extradición y pone de manifiesto su profunda desconfianza frente al sistema judicial sueco.

Hace pocos meses, el World Justice Project, una organización sin fines de lucro que busca reforzar la vigencia de la ley, publicó el Índice del Estado de Derecho 2011 para establecer los niveles de desempeño de los países en esta materia. Dicho índice ubica a Suecia en el primer lugar del mundo en lo referente a protección de derechos fundamentales, transparencia gubernamental y cumplimiento de la ley. Luego de medir más de 400 variables que configuran el estado de derecho, la superioridad de Suecia frente al resto de los países europeos y a EE.UU. es notoria. No hay duda de que Suecia posee uno de los sistemas judiciales más sofisticados del mundo contemporáneo.

Prevalido de semejantes credenciales, no es extraño que el Gobierno sueco haya reaccionado con dureza ante la decisión del Gobierno ecuatoriano de conceder el asilo a Assange. Luego de acusar al canciller Patiño de vivir en un “mundo de fantasía”, su homólogo sueco, Carl Bild, rechazó las lecciones que el Ecuador pretende dar a su país en materia de independencia y probidad judicial.

Hasta el momento, la Cancillería ecuatoriana no ha aportado un solo elemento que confirme los supuestos riesgos que enfrenta Assange si acude al llamado de la justicia sueca. Existen tan solo lucubraciones y conjeturas que no constituyen una base sólida para justificar la concesión del asilo y, mucho peor, para cuestionar la independencia de la justicia sueca.

Todo lleva a pensar que el Gobierno británico difícilmente concederá el salvoconducto necesario para que Assange viaje al Ecuador en calidad de asilado político. Los británicos capearán con habilidad la tormenta retórica desatada luego de la concesión del asilo a Assange y darán señales vagas de estar abiertos a un posible diálogo con el Ecuador. Pasado el barullo, el gobierno de Cameron endurecerá su postura y dejará al australiano confinado en la Embajada hasta agotar sus límites de resistencia.

Recordemos que el cardenal Jozsef Mindszenty, ferviente anticomunista, se refugió en 1956 en la Embajada de los EE.UU. en Budapest. El Gobierno comunista húngaro tardó 15 años en concederle un salvoconducto.

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