Ubicuidad

Por Juan Jacobo Velasco
Santiago de Chile, Chile

Una de las características del Gobierno de Rafael Correa (RC) es su ubicuidad o capacidad para estar en todas partes. Puede autodenominarse como un proyecto revolucionario entroncado con la izquierda y, paralelamente, hablar de inversiones estratégicas y usar publicidad como una empresa multinacional. Puede perseguir a los medios independientes y estructurar una institucionalidad que promueve la autocensura y, a la vez, convertirse en adalid de la libertad de expresión en el caso Assange. Puede aborrecer a la clase política y, al mismo tiempo, Consejo Nacional Electoral mediante, convertirse en la única manifestación política en las próximas elecciones. Puede ser el mandatario que le da fuerza a las instituciones del Estado y, cuando estas fallan, en el mandante que, desde la posición del ciudadano a pie, pide cuenta de los errores.

El Gobierno es como un ratón escurridizo que no hace caso de ninguna división ideológica, económica, política ni institucional. Se mueve a sus anchas por todo el espectro de cada uno de los temas, como un ente gaseoso que, dependiendo de la necesidad, transmuta hacia la mejor vía de escape posible.

Pero no solo es ese librealbedrío temático-posicional el que usa para estar bien en todas partes. A ello se suma su presencia como una marca reconocible, producto de una estrategia comunicacional que no se cansa ni escatima medio. Una marca registrada –literalmente, como la innombrable fecha ingrata- de recordación inmediata y popular.

Estas elecciones –y este periodo histórico, tras cinco años de correísmo- serán una excelente oportunidad para testear el dogma de ubicuidad. Sobre todo cuando en el horizonte se perfilan candidaturas que disputarán espacios definidos –Acosta a la izquierda, Lasso a la derecha- que tienen una densidad conceptual e ideológica que RC, con el ejercicio del poder y la pérdida paulatina pero constante de apoyos –el mismo Acosta, Pachakutik, Ruptura-, va a tener que enfrentar desde una posición cada vez más definida.

El debate de ideas, si es que la política de ataque al rival de la que hace gala RC no prevalece, debiera ir perfilando definiciones más claras, en las que se observarán cuáles son los fundamentos conceptuales que prevalecen en el Gobierno de Alianza País hoy.

Esta definición no es menor en este momento. El Gobierno no puede seguir echándole la culpa al pasado, ni a los empresarios, ni a los trabajadores ni al Estado, cuando ha ejercido el poder con tanta expansión y presencia física, mental y económica durante cinco años. Y con un marco institucional y legal a imagen y semejanza de sus necesidades. El ejercicio del poder restringe cada vez más el margen de la maniobra escapista. Cuando se cometen errores –por ejemplo, con la inscripción de firmas, con la narcovalija, con Chucky Seven-, más que un fundamento ideológico, lo que prima es la necesidad de mantenerse en el poder. Y se observa que quienes quedan en el proyecto actual tienen una enorme necesidad de él.

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