La paz bajo fuego

Alberto Molina

Por Alberto Molina
Quito, Ecuador

Sin duda que el solo anuncio del gobierno colombiano de que se iniciarán diálogos con las FARC, para tratar de conseguir la paz, es una buena noticia; la comunidad internacional ha anunciado su respaldo, aunque existen voces especialmente dentro de Colombia que ven este diálogo con escepticismo. No les falta razón, ya que esfuerzos similares han fracasado anteriormente.

El ex-presidente Álvaro Uribe, que junto a su Ministro de Defensa, el actual presidente Juan Manuel Santos, en su gobierno les propinó los más duros golpes a la guerrilla, ha señalado que el diálogo anunciado es una “bofetada a la democracia” y que no está de acuerdo que las negociaciones estén basadas en la agenda del país. A esto se suma la opinión de Alfredo Rangel, amplio conocer del tema, que “El gobierno ha aceptado negociar temas de la agenda nacional, para lo cual las FARC no tienen ninguna representatividad ni legitimidad política”. Otro analista incrédulo, Vicente Torrijos, ha señalado que esto es un “diálogo-trampa”, porque Santos busca la reelección y las FARC buscan lavar su imagen de narcoterroristas.

Las FARC vienen operando desde 1964. Hace rato se olvidaron de los ideales, marcados por la época romántica de la revolución, perdieron el norte al dedicarse al narcotráfico, al secuestro, a la extorsión, a los asaltos, etc. para financiar sus operaciones; amén de los actos perversos de terrorismo, la violencia ha constituido su principal instrumento. En su mejor momento, las FARC contaban con alrededor de 18 mil miembros, sus fuerzas han sido diezmadas, especialmente desde la puesta en marcha del “Plan Colombia” con Uribe a la cabeza. Hoy se encuentran desarticuladas, han perdido contacto entre los frentes; además se cree que actualmente cuentan con no más de 7 mil combatientes; a esto se suma la muerte de su fundador Manuel Marulanda, alias “Tirofijo” y la eliminación y captura de sus principales cuadros como Raúl Reyes, Mono Jojoy, Alfonso Cano, Simón Trinidad, etc.

El objetivo: la toma del poder por la lucha armada por parte de los insurgentes se ha esfumado, están obligados a buscar una salida política negociada, no hay otro camino.

Los diálogos de paz, de acuerdo a la agenda, se iniciarán a mediados de octubre en Oslo (Noruega), luego continuarán en la Habana (Cuba), además se cuenta con el apoyo de los gobiernos de Venezuela y Chile.

Por su parte, el presidente Santos, se ha curado en sano y ha advertido, que negociará bajo tres pilares: “Vamos a aprender de los errores del pasado para no repetirlos, cualquier proceso tiene que llevar al fin del conflicto y se mantendrán las operaciones y la presencia militar sobre cada centímetro del territorio nacional”.

Hagamos sinceros votos por la paz en nuestra querida hermana república de Colombia

* Alberto Molina Flores es coronel, en retiro, de las Fuerzas Armadas del Ecuador.

Más relacionadas