Los efectos de Oxy

Por Vicente Albornoz
Quito, Ecuador

Caducar el contrato de la Oxy fue una pésima idea y, posiblemente, un mal negocio.

Para saber qué tan rentable fue para el gobierno esa caducidad hay que evaluar cuánto crecieron sus ingresos y cuánto crecieron sus gastos. Desgraciadamente no está disponible al público la información con el detalle necesario para poder hacer un cálculo exacto pero, al menos, se puede dar algunos elementos de juicio.

Desde 1985 Oxy manejaba el Bloque 15 y en mayo del 2006 se declaró la caducidad del contrato. Como era de esperarse, eso le generó ingresos al gobierno, pero también le generó gastos y otros ingresos cayeron.

Aquí es importante ver cómo era la situación antes de la caducidad. En esa época existían los «contratos de participación» y el que tenían el Ecuador y la Oxy le daba el 25% de la producción al país. Eso significaba que, pase lo que pase, uno de cada cuatro barriles producidos era del Ecuador y que el país no tenía nada que ver con los costos de producir ese crudo o con las inversiones realizadas.

Adicionalmente, la empresa pagaba su impuesto a la renta. En el año 2004 llegó a pagar unos $400 millones por ese concepto.

Al caducarse el contrato, el Estado (a través de una empresa pública) empezó a recibir toda la producción y asumió todos los gastos. Pero paralelamente ocurrió un hecho importante: la producción del Bloque primero dejó de crecer y luego empezó a caer, por lo que el país se quedó con la totalidad, pero de una cantidad descendente de barriles. Para complicar el cálculo, el precio del barril subió, pero también subieron los costos de producción en la industria petrolera.

Por lo tanto, para evaluar la rentabilidad de la caducidad habría que tener información detallada del flujo de caja del Bloque 15, información que actualmente no está disponible al público pero que algún día Petroamazonas la podría publicar. Con esos datos también se podría calcular el impuesto a la renta que hubiera pagado Oxy.

Pero hay otros costos, sobre todo por el ambiente que generó la caducidad en la industria petrolera. Ese ambiente fue tan negativo que las empresas simplemente dejaron de invertir. Luego, cuando se cambió los contratos, algunas hasta abandonaron el país.

Y de ese mal ambiente se deriva que la producción de petróleo del Ecuador ha caído desde el año 2006. Si bien no es un desplome, hoy se produce menos que hace seis años. Y eso implica una reducción de los ingresos del gobierno. En el mismo período, con un marco jurídico más estable, Colombia ha duplicado su producción. Entonces, cuando la información detallada esté disponible, se podrá calcular si esa caducidad le fue rentable al país.

Ante la falta de información, me atrevo a especular que implicó una pérdida, sobre todo si se considera el reciente laudo del Ciadi.

* El texto de Vicente Albornoz ha sido publicado originalmente en El Comercio.

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