¿Queremos un presidente apasionado o uno racional?

Por Juan Pablo Martínez
Washington D.C., Estados Unidos

Quienes llevan los registros y hacen seguimiento a las declaraciones del Presidente Correa, especialmente en las cadenas sabatinas, muestran semana a semana cómo los apasionados arrebatos del Presidente se transforman, la siguiente semana, en políticas de Estado. Esta última semana el origen fue una promesa de campaña del banquero Guillermo Lasso lo que generó la furia del Presidente y, en consecuencia, la decisión de que lo más conveniente para el país es aumentar desproporcionadamente los impuestos a las utilidades bancarias para financiar programas sociales. ¿Es esto una decisión acertada?

Antes de responder esta pregunta es conveniente poner un punto en orden: ideológicamente, al igual que el Presidente, yo soy partidario de los programas sociales y tengo poco afecto por los banqueros. Pero justamente el tema central en el análisis de esta decisión radica en la incapacidad del Ejecutivo de separar la ideología del razonamiento.

Dicho lo anterior, el que no nos gusten los banqueros no significa que lo mejor para el país es imponer medidas que los hundan. Cualquier persona que ha estudiado desarrollo económico en países del tercer mundo sabe que no hay ni un solo caso de crecimiento sostenible sin una banca privada sólida. Y el proponer tomarse el equivalente a un 66% adicional de las utilidades de la banca no es un cambio marginal, sino uno drástico y peligroso. ¿O acaso las crisis financieras sólo nos duelen cuando las causan la desregulación y no la sobrerregulación?

Con respecto a los programas sociales, está claro que nos gustaría que el Bono del Desarrollo Humano (BDH) aumentase a un valor que facilite un estilo de vida más digno para las personas más necesitadas. Pero cualquier persona que igualmente haya estudiado el impacto de programas de transferencias condicionales (como el BDH) sabe que la clave no está en el monto transferido, sino en el desarrollo de capacidades institucionales para que la transferencia sirva para mejorar otros aspectos relacionados a la pobreza. Por ejemplo, tanto el BDH, como el programa Bolsa Familia de Brasil y el programa Oportunidades de México, tienen el mandato de basar los desembolsos en el cumplimiento de requisitos relacionados a la salud y la educación de los miembros de la familia beneficiaria. ¿Sabe usted que los resultados del BDH en materia de salud y educación son paupérrimos en comparación a los programas brasileños y mexicanos? Como me gustaría ver esfuerzos para mejorar la eficiencia del BDH y no sólo la promesa populista de aumentarlo que nos ofrecen Lasso y Correa.

La parte inverosímil de este asunto es que me cuesta mucho creer que el Presidente Correa no sepa que atentar contra la salud del sistema financiero es perjudicial y que el problema del BDH está ligado a su eficiencia. No entiendo por qué el Presidente toma estas decisiones en base a un arranque de rabia en lugar de evidencia empírica. No intentemos tapar el sol con un dedo: es sencillamente imposible que en los diez días transcurridos entre las declaraciones de Lasso y de Correa se haya realizado estudios a profundidad que, coincidentemente, recomienden aumentar el bono al mismo valor que propone Lasso y que dictaminen que el aumento impositivo al sector financiero es lo apropiado.

Señor Presidente, por favor note que los logros conseguidos de la mano de su gobierno los borra con el codo de su visceralismo. No nos haga elegir entre libertad de expresión y los programas sociales, pues queremos los dos. No nos haga elegir entre dar rienda libre a los excesos del sector privado o atarle las manos a los empresarios, pues hay puntos medios que han llevado a muchos países, como Brasil, a sacar a millones de personas de la pobreza. No divida a los ecuatorianos entre los que queremos un Presidente que tome decisiones analizadas con calma y basadas en evidencia y los que quieren a un Presidente apasionado por el desarrollo, cuando ambas virtudes algún día fueron parte de una misma persona, de un candidato presidencial que elegimos hace seis años.

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3 Comments

  1. No se donde escribí, pero no importa. Lo repito. Pais atrasado por décadas. Mi padre me decía: hijito es increible lo que tenemos en nuestro pais, es maravilloso, no nos falta nada. Pero mas valen los negocios de la gente de dinero que aportó en las campañas. Pago deuda externa. Contratos petroleros. Salud. IESS. Justicia. Educación. Carreteras. Puentes. Hidroelectricas. Petroquimica en Manabi. Rehabilitación del ferrocarril y mas turismo. Cambio total del SRI. Programas poara gente desamparada que jamás sintieron una mano sincera y amiga com Lenín Moreno. Esto es lo mas relevante que tengo anotado en mis papeles. No importa si nuestro Presidente es apasionado o racional. Es inteligente. Capaz. Soñador con un pais de alegria y otra mentalidad. No ser mediocres y buscar siempre la excelencia. Las cosas bien hechas y a la mayor brevedad posible. Saludos.

    • «hermano» te faltó el amén y el beso en la mano a tu…ÍDOLO!

      Pero bueno para la próxima usa argumentos más interesantes y no sacados de los folletos que te dieron en el trabajo(troll center)!

    • EXCELENTE COMENTARIO ESO ME SUENA A QUE AHORA YA ERES MILLONARIO GRACIAS A LA ROBOLUCION CIUDADANA Y AL MASHI ,TE FELICITO YO SIGO MAS POBRE QUE ANTES.

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