¡Fuerza, Abigail; fuerza, Cristina!

Jorge Luis Jalil
Guayaquil, Ecuador

Últimamente se ha escrito mucho sobre el tema de “Los 10 de Luluncoto”, lo cual está muy bien, sin duda. Un conjunto de personas que expresan su solidaridad e indignación por el trato a las víctimas de esta injusticia es digno de admirar. Sin embargo, para el titulo de este artículo decidí darle nombre a las víctimas, ya que, más que simples presas políticas, son madres, hijas, hermanas, incluso el sustento de una familia entera.

Pero habiendo dejado claro que las víctimas tienen nombre y apellido, y por eso merecen ser tratadas con dignidad, me he sentido en la necesidad de comentar el caso que las tiene separadas de sus familias y sus seres queridos.

Para empezar, en la declaración de derechos humanos y en la constitución se nos garantiza un derecho que, a mi parecer, es vital. El derecho al debido proceso, necesario para un juicio justo a una persona.

¿Por qué traigo a flote el debido proceso? Sencillo, porque en este caso hubieron violaciones gravísimas al debido proceso y aun así, continuó de la manera mas vil y cruel afectando a 10 personas que, a mi parecer, son inocentes.

Lo más grave del asunto, es que no se violó el debido proceso de una sola manera, no, sino que fueron varios los atropellos a este indispensable derecho. Para empezar, fue allanada una casa sin orden de allanamiento. Es decir, la orden de allanamiento fue emitida en el lapso que los detenidos estuvieron en el departamento durante 7 horas, de rodillas.

Como ya dije, los detenidos no fueron inmediatamente trasladados a su audiencia, sino que estuvieron arrodillados durante 7 horas esperando ser llevados a la Policía. Incluso, una de las detenidas estaba embarazada y al comunicar su condición, fue empujada boca abajo contra el suelo.

Luego de que fueron llevados a la policía, pasaron ahí la noche. Después de eso, al día siguiente y sin previo aviso, los detenidos fueron trasladados a su audiencia de juzgamiento sin siquiera notificar a los abogados o al menos, a su familia. Violando una vez más un derecho, el de tener representación legal capaz y preparada. Las evidencias fueron: cedulas, celulares, billeteras, cuadernos y agendas, billetes, memorias rápidas, laptops, ocultando documentos como la Constitución de la República, el periódico “El Ciudadano”, entre otras “pruebas”. Y también me pregunto yo, ¿En las 7 horas que estuvieron detenidos los acusados, que pasó en el departamento? Pero esa es una duda que lamentablemente, es casi imposible de resolver.

En la audiencia de formulación de cargos, la fiscal dijo “ el delito se halla tipificado en el libro II, del Código Penal, de los Delitos en particular, título I de los Delitos contra la seguridad del Estado, en este momento no podemos individualizar el articulado”. Es decir, la fiscal ni siquiera fue capaz de decir en que tipo penal encaja la conducta de los detenidos. ¡Horrenda barbarie!

Y el juez, sin saber específicamente por cual tipo en concreto se acusaba a los detenidos dictó prisión preventiva de todas maneras.

Luego de que los “10 de luluncoto” ya estaban detenidos, fueron allanadas las casas de sus familiares. Con una clara desproporcionalidad policial, gran número de policías entrando a casas de gente descansando en la madrugada a la fuerza e incluso usando mascaras. Y como consecuencia de estos allanamientos se encontraron pruebas “contundentes”: fotos con el fondo del che Guevara, películas como “El exorcista” o “El último rey de Escocia”, música protesta, etc. Al parecer, suficiente evidencia para justificar irrumpir en casas donde se encuentra gente inocente y niños que se asustan con facilidad y más aún si ven a un agente entrando a la fuerza en su hogar.

En estos días, fueron liberados 8 de los detenidos, quedando en prisión Abigail y Cristina. A ellas se les negó el recurso de habeas corpus, e incluso ahora se buscan sanciones a sus abogados por haberlo presentado más de una vez.

Créanme, que no comparto para nada la ideología de las apresadas. Me considero muy distinto en cuánto a mi manera de pensar. Sin embargo, no creo que haya ideología cuando lo que esté en juego sean los derechos de los ciudadanos. Derechos que no son de izquierda ni de derecha, socialistas o capitalistas, comunistas o fascistas, son sencillamente humanos.

Y para terminar, reflexioné en algo. ¿Será que, como ya se puso en cuestión la trilogía de poderes de Montesquieu, también se pondrá en duda el derecho al debido proceso? Quien sabe, no sería algo completamente descabellado para quienes cuestionan un concepto tan humano como la trilogía de poderes.

Abigail, Cristina: no están solas. Somos muchos los ecuatorianos que las tenemos presentes en nuestras oraciones y nos solidarizamos con ustedes. Me partió el alma ver a sus madres cuando les arrebataron a sus hijas en un juzgado, de verdad que sí.

Fuerza. Solo les puedo pedir que sean fuertes.

* Jorge Luis Jalil Ripalda es candidato a asambleísta por el movimiento CREO.

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