Ante la muerte del presidente Hugo Chávez

Editorial del diario La Prensa
Managua, Nicaragua

La muerte del presidente venezolano Hugo Chávez, que ocurrió o fue reconocida oficialmente ayer por la tarde, podría ser, como suele ocurrir con toda gran crisis política e institucional, una oportunidad para que Venezuela se anime a recobrar la cordura, a superar la polarización y regresar a la senda de la convivencia pacífica, la concordia nacional y la democracia.

La Constitución de Venezuela señala claramente el camino que se debe seguir de inmediato, para que haya una sucesión democrática, pacífica, ordenada e institucional en el ejercicio del poder presidencial. El mismo Hugo Chávez así lo indicó, antes de viajar a Cuba a mediados de diciembre pasado en busca de una última oportunidad de recobrar la salud y salvar la vida, cuando nombró a Nicolás Maduro como el candidato de su partido en una elección presidencial anticipada, ante la eventualidad o más bien la inminencia de su muerte.

El pueblo de Venezuela, y solo él, es quien debe decidir en elecciones libres y limpias si su país debe seguir aferrado a la revolución bolivariana y el socialismo del siglo 21, que tanto daño le ha causado a los mismos venezolanos, o si elige un gobierno de transición que promueva la reconciliación nacional, reconstruya la economía de libre mercado y restablezca la democracia que otrora hizo de Venezuela un ejemplo para todos los países y pueblos de la América Latina y el Caribe.

Lamentablemente, la forma y el discurso oficial con el cual las máximas autoridades venezolanas anunciaron o reconocieron el fallecimiento de Hugo Chávez , no pareció augurar una predisposición responsable hacia la rectificación de un camino que obviamente ha sido equivocado y más que estéril, pernicioso. Pero eso es un asunto que tendrán que dilucidar finalmente los venezolanos, chavistas y antichavistas, civiles y militares, demócratas y partidarios del autoritarismo revolucionario y socialista, de acuerdo con su cultura y sus tradiciones políticas.

En lo que respecta a Nicaragua, aquí igual que en los demás países latinoamericanos y del Caribe que de una u otra manera dependen de Venezuela y en consecuencia están sometidos a la influencia política e ideológica del chavismo, la desaparición del caudillo bolivariano ya se suponía, o se esperaba, y por lo tanto no ha sido una sorpresa para nadie. El mismo gobierno del inconstitucional presidente Daniel Ortega y su poderosa consorte, mostraron claramente en los últimos meses preocupación y afán por acumular reservas económicas, y para buscar otras alternativas de financiamiento que les permitan soportar la eventual pérdida del soporte venezolano y en cualquier caso una disminución sustantiva.

En realidad, sería una ingenuidad ignorar que con la desaparición de Hugo Chávez nada podrá seguir siendo igual en Venezuela ni en sus países satélites. La muerte de Chávez podría causar, como efecto colateral, una grave perturbación para el modelo de sociedad autoritaria que la pareja Ortega Murillo y el partido Frente Sandinista están tratando de imponer en Nicaragua. Pero a lo mejor esto signifique también un mejoramiento de la posibilidad de recuperación, sin más dolorosos traumas nacionales, de la maltratada democracia nicaragüense.

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2 Comments

  1. MUERTO EL PERRO SE ACABA LA RABIA
    Entre los comunistas,fanáticos, y demás remola, es común su egoismo ignato, sus complejos afloran a flor de piel.
    Muerto su «redentor», vienen miles de recuerdos,nuevas frustraciones; sufriran de horfandad histórica;la vosingleria barata propia de esta gente sera su discurso.
    Es cuestión de tiempo, se destrozaran como choque de trenes, los maduros, inmaduros, y se tiraran de los cabellos con DIOSDADO; gritarán otra vez socialismo o muerte? pues la muerte se cumplio., vaya espada de Bolívar,que si camina, haciendo justicia,con infinito amor.

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