«Se busca un país»

Joaquín Hernández
Guayaquil, Ecuador

«Debo confesar que estoy agotado. El país se me ha vuelto un insomnio. No puedo iniciar estas líneas de otra manera. La primera persona del singular es el lugar donde comienza, para todos, el país que somos. El país ocurre primero en el desayuno que nos llevamos a la boca. En las noticias que te emboscan los buenos días. En el hueco que tu carro descubre camino al trabajo. Confieso que mi cédula de identidad me tiene exhausto. Venezuela se ha convertido en una experiencia límite. Pero más me perturbaría cultivar la indiferencia o, peor aún, aplaudir el desatino monumental que vamos siendo. Decía Marguerite Yourcenar que el verdadero lugar de nacimiento es aquel donde por primera vez nos miramos con una mirada inteligente»

Así comenzó su intervención el escritor y periodista venezolano Leonardo Padrón el pasado viernes 5 de abril en el acto de adhesión que se realizó en el teatro El Chacao donde intelectuales, artistas y gente de medios apoyaron, entre testimonios, cantos, declaraciones y humor, al candidato opositor en las próximas elecciones presidenciales del país, Henrique Capriles Radonsky. Su intervención fue de una lucidez extrema y de una valentía sin nombre. «Ya estoy harto de recibir insultos telefónicos y amenazas de muerte al filo de la madrugada. No me cabe una ofensa más en el oído.» También una visión emocionada del país y una advertencia para quienes hacen de la política la expresión más acabada del resentimiento. Ironía y dolor a la vez. Y una apuesta por el futuro de Venezuela pese a todos los desencantos.

«No deseamos gobernantes cuya premisa sea pulverizar, agraviar, satanizar al contrario. El pueblo no son ocho millones de votantes, ni seis millones y medio. El pueblo no es sólo aritmética electoral. A fin de cuentas, hoy vivimos en una comarca donde la muerte tiene más rating que la vida».

No se puede ser honradamente intelectual, – fue uno de los mensajes del acto, – si se escoge ser incondicional ante el poder. O se elige repetir consignas de exclusión de una simplicidad abrumadora que solo serían motivo de broma sino trajesen consecuencias nefastas.

El reclamo de los intelectuales esa noche fue precisamente la libertad, pensar críticamente, poder expresarse. Para poder evitar la corrupción y el cinismo, gemelos de los autoritarismos.

Las palabras de Prado no fueron solo una radiografía del país sino algo más importante: el significativo cambio de conciencia ciudadana que se está dando en estas elecciones en Venezuela. La oposición ha aprendido a cuestionar, a pasar de ser culpable a acusadora. Ha perdido buena parte de su individualismo congénito y de su pragmatismo sin luces y se ha vuelto política precisamente en el sentido más amplio de la palabra porque ahora lucha en nombre de ideas, de principios.

Y por ello va más allá de ser mera oposición, gane o no estas elecciones del 14 de abril. «Se busca un país que nos contenga a todos. Que sea norte y futuro, no fractura y violencia. Un país que tenga 28 millones de abonados para el mismo juego. Se busca un país. Múltiple y unido».

* El texto de Joaquín Hernández ha sido publicado originalmente en el diario HOY.

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