Venezuela es ahora una dictadura militar-narco-bolivariana

Reinaldo Azevedo
Sao Paulo, Brasil

El chavismo no existe, como muchos suponían. Lo que existe es un proceso dictatorial que mantiene sojuzgada a la sociedad venezolana. Los bolivarianos han comprado una parte considerable de las Fuerzas Armadas de Venezuela, hoy infiltradas por el narcotráfico y en camaradería con los narcoterroristas de las FARC. Cada vez más, el país asumirá las características de una dictadura militar convencional, pero sin abrir las manos de los rituales de unas elecciones fraudulentas. En suma, se trata de una dictadura narcobolivariana-militar.

Los conflictos posteriores a la elección presidencial en Venezuela, dejaron hasta ahora un saldo de siete muertos, 61 heridos y 135 detenidos, según afirmó el martes la procuradora general del país, Luisa Ortega. Anteriormente, la agencia estatal de noticias AVN había mencionado cuatro muertes.

«Lo más grave es que en estos actos violentos murieron siete venezolanos, uno de ellos, policía del estado de Táchira», dijo la fiscal, quien criticó al candidato opositor Henrique Capriles por haber convocado a las protestas.

«Hasta ahora el candidato no favorecido no ha comparecido ante el CNE para presentar un recurso, alguna acción que el ordenamiento jurídico del estado le otorgue», dijo Luisa, que acusó a Capriles de ordenar «actos desestabilizadores». «No podemos permitir que eso afecte la paz y la tranquilidad de la nación», dijo, agregando que las actitudes de Capriles pueden constituir «crímenes de instigación al odio y rebelión civil».

Las elecciones presidenciales de Venezuela tuvieron un resultado apretado, con el 50,75% a favor de Nicolás Maduro y 48.97% para Henrique Capriles. Una pequeña diferencia, de poco más de 260 mil votos, y miles de denuncias de fraude electoral, que llevaron a Capriles a pedir una auditoría con el recuento total de los votos. El Poder Electoral, dominado por chavistas, rechazó el pedido, pese a que Maduro también lo pidió al CNE en el primer momento de la apertura de las urnas.

Dada la acelerada posesión de Maduro como Presidente, el lunes, Capriles llamó a los venezolanos a un cacerolazo a favor de un reconteo de votos. Los chavistas respondieron con movilizaciones, y el resultado fue una violenta noche de lunes. El gobierno dice que los simpatizantes de Capriles atacaron centros del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y del Consejo Nacional Electoral.

Prisiones

En Barinas, capital del estado del mismo nombre, 17 personas fueron detenidas en manifestaciones en las inmediaciones del CNE y deben presentarse al tribunal local. Uno de los detenidos, un dirigente juvenil, dijo al periódico El Universal, que se trata de una «práctica común del gobierno para tratar de frenar las protestas en las calles, atribuyendo delitos a quienes enfrentan sus irregularidades».

En la mañana del martes, tanques militares tomaron las ciudades de Barquisimeto, la quinta más importante de Venezuela, y Palavecino, en un clima de tensión que impidió que los niños fueran a la escuela. El CNE de Barquisimeto está bajo fuerte protección militar ante la marcha convocada por la oposición para presentar un documento que exige el reconteo de los votos. La noche del lunes, los militares lanzaron bombas de gas lacrimógeno contra los manifestantes del cacerolazo.

Oposición

También el martes, Capriles pidió a los venezolanos, a través de Twitter, no caer en provocaciones y ratificó que la lucha de la oposición es «firme pero pacífica». «Para nosotros es importante que reine la paz. Para el ilegítimo, no», dijo, refiriéndose a Maduro.

Comentario

¿Quién es Luisa Ortega, la tal fiscal general? Es solo una más de los esbirros del régimen dictatorial instalado en Venezuela. Aunque Capriles presentara un recurso, ¿qué oportunidad tendría?

Venezuela, hace mucho tiempo una dictadura, ahora tendrá que regresar a un estado policial si quiere mantener el actual régimen. La razón es clara: de hecho, la mayoría de la población se opone al gobierno, pero no encuentra caminos para bajarlo del poder. Capriles tuvo casi el 50% de los votos. La abstención pasó del 20%. En una sociedad altamente movilizada por las milicias chavistas, este índice refleja una mezcla de miedo y desesperanza. Las elecciones son fraudulentas desde su origen, una vez que la oposición no tiene los mismos derechos en la disputa. Parte considerable de las Fuerzas Armadas se convirtió en socia de la revolución; la Justicia y el Parlamento están, igualmente, al servicio de los bandoleros. El año pasado, el entonces presidente de la Corte Suprema huyó del país, y confesó que actuaba en favor del narcotráfico bajo la orientación del gobierno y acusó a altas autoridades civiles y militares de ser parte de la mafia.

Delincuencia

Por unos momentos, Nicolás Maduro fingió aceptar el recuento. Era, como he advertido aquí, solo un truco. Horas más tarde, cambió de opinión e hizo el anuncio oficial de su victoria, en medio de un mar de acusaciones de fraude.

Brasil, alegremente, apoya un régimen delincuente, que responde a las protestas callejeras contra una elección fraudulenta con tanques y asesinatos. Ayer, mientras la dictadura militar bolivariana mataba venezolanos en la calle, Antonio Patriota, el ministro de Relaciones Exteriores del Brasil, se mostraba dispuesto a trabajar con Maduro, mientras Dilma felicitaba al dictador.

 * Reinaldo Azevedo es periodista brasileño. Su texto ha aparecido originalmente en su blog de la revista Veja. La traducción corresponde a LaRepública.

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