Teología bolivariana

Jesús Ruiz Nestosa
Salamanca, España

Al día siguiente de las elecciones venezolanas, el diario “El País” publicó cuatro fotografías del mismo tamaño (8 x 12 cm), una al lado de otra, en las que aparece Maduro en el acto de votar: camisa blanca sobre un fondo neutro, de pie atrás de la urna. Foto 1: con el brazo izquierdo ligeramente doblado sostiene en la mano el voto a la altura de la cintura. La mano derecha sobre el corazón, la cabeza gacha está concentrado en lo que irá a hacer. Foto 2: el voto siempre en la izquierda, la mano derecha a la altura de la cabeza dirigida hacia arriba, hacia el cielo, al igual que la mirada. Foto 3: introduce el voto en la urna. Foto 4: las manos juntas a la altura del pecho, los ojos fijos en la urna, está en actitud de rezar. Más que votar, ha realizado un acto religioso.

Los corresponsales destacados en Caracas con motivo de las elecciones cuentan que los bolivarianos han creado su propia teología con su Santísima Trinidad incluida: el Padre (Hugo Chávez), el Hijo (Nicolás Maduro) y el Espíritu Santo (el pajarito que se le apareció a Maduro). Era lo que les faltaba después de haber interpretado la historia de acuerdo a sus necesidades y adecuado el pensamiento de Bolívar a sus principios totalitarios. También tienen su propia versión de la economía, de la política y hasta el marxismo al haber creado un marxismo católico.

Ahora le tocará a Maduro recoger y componer los platos rotos por su padre espiritual, el comandante-presidente Hugo Chávez, que ha dejado un país en completa ruina, en el que, nada más que en estos primeros cuatro meses del año, su moneda ha sufrido una devaluación de un poco más del 50%; dos cotizaciones del dólar: la oficial a 6 bolívares por dólar, en la calle: 26 bolívares por dólar, mientras su gallina de los huevos de oro, Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) tiene una deuda de 12.000 millones de dólares, lo que no le permite invertir para aumentar la producción de crudo. Los expertos afirman que si el precio del barril de petróleo llegara a bajar de los cien dólares, la catástrofe sería total.

El pequeñísimo margen que le dio la victoria a Maduro sobre Capriles y la negativa rotunda de dialogar con la oposición hacen que el gobierno bolivariano se vuelva en extremo vulnerable, con una sola salida posible: la represión, la represión sin límite ni medida. Las dictaduras no son imposiciones sorpresivas sino construcciones que se van haciendo con la pericia de que, cuando la gente se da cuenta, ella ya está instalada. Como dijo un escritor español: es fácil entrar en dictadura; lo difícil es salir de ella.

Esa construcción ya ha comenzado: Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional (unicameral) ha pedido ya la detención de Capriles, responsabilizándolo de los desórdenes que se han registrado en toda Venezuela. Capriles, que va segundo de acuerdo a cifras oficiales, con solo 1,59% de diferencia, se constituye en un peligroso enemigo al que hay que quitar de en medio. Le puede suceder lo que al coronel boliviano Selich cuando fue detenido por las fuerzas de seguridad de su país. A los pocos días de haber desaparecido le comunicaron a sus familiares que lastimosamente Selich se había caído en una escalera rompiéndose el hígado y los riñones, a consecuencia de lo cual falleció. Los deudos podían pasar a retirar el cadáver en horas de oficina. Sabía que La Paz está en una gran altura, pero nunca me imaginé que fuera tanto ni que las escaleras fueran tan empinadas para producir tales consecuencias.

El régimen chavista ha comenzado a apretar los torniquetes a la prensa prohibiendo la publicación de noticias sobre las protestas y ha arrestado a periodistas que estaban cubriendo las manifestaciones al tiempo que Maduro amenazaba con utilizar “mano dura contra el fascismo” y Cabello destituía a todos los legisladores que no son incondicionales del actual gobierno.

No es aventurado adelantar que pronto Maduro necesitará, no de un pajarito sino de un gigantesco grifo (pájaro fantástico de la Edad Media), para poder salir de este laberinto.