Las reservas de petróleo

Vicente Albornoz
Quito, Ecuador

Para un país tan adicto al petróleo, su nivel de reservas es un dato clave. Pero las reservas de crudo no son un tema estático, sino un valor que evoluciona con el tiempo y, en el caso del Ecuador, se han cuadruplicado en los últimos 10 años.

Las reservas de petróleo no son una simple suposición de cuánto petróleo hay bajo el suelo. Son mucho más que eso. Son un cálculo de cuanto petróleo se puede sacar de los yacimientos conocidos. Son, por lo tanto, una estimación que implica, al menos tres factores: los yacimientos de petróleo ya comprobados, la tecnología disponible y el volumen de crudo extraído hasta el momento.

Para calcular las reservas de petróleo, primero se hace una estimación de cuántos barriles están bajo tierra. Para eso, los geólogos tienen varias técnicas y modelos extremadamente complejos. Luego de estimar cuántos barriles hay en el yacimiento, lo siguiente es establecer cuántos se pueden sacar con la tecnología disponible. Esto implica más cálculos elaborados. Finalmente, hay que restar de las reservas aquellos barriles que ya se han extraído.

Muchos de estos cálculos, por más complejos que sean, son «estimaciones» y en caso de que haya más de una, puede haber diferencias. Por lo tanto, para todos los países del mundo existe más de una estimación de reservas. Una de las fuentes más confiables en este tema, la «Oil & Gas Review», estima que las reservas ecuatorianas a inicios de este año eran de 8 240 millones de barriles. Esa cantidad significa que si nuestro país siguiera produciendo en el futuro exactamente la misma cantidad de petróleo que produjo el año pasado (184 millones de barriles), podría hacerlo por 45 años.

Pero ese valor no puede tomarse como una condena. Sería equivocado decir que «en 45 años se acabará el petróleo en el Ecuador», porque esa aseveración no considera el carácter dinámico de las reservas que, vale recalcar, pueden crecer por dos razones: el descubrimiento de nuevos yacimientos y la mejora de la tecnología de extracción. Y en el Ecuador han crecido fuertemente en los últimos años.

Según la misma fuente, hace 11 años las reservas del país eran únicamente 2 115 millones de barriles, casi la cuarta parte de lo que se estima hoy. Evidentemente, los barriles no se multiplicaron por sí solos sino que se comprobó la viabilidad de extraer petróleo de nuevos yacimientos o de extraer más de los ya conocidos.

Cabe recalcar que mucho de la exploración que llevó a ubicar estos yacimientos de realizó en los años 90. Si consideramos que, adicionalmente, la producción del país está un 10% por debajo de su récord de diciembre 2005, se podría concluir que podríamos darnos el lujo de extraer más petróleo sin afectar el futuro del país. Claro que para eso habría que ser más eficientes.

* El texto de Vicente Albornoz ha sido publicado originalmente en El Comercio.

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