El monopolio de la prensa

Jesús Ruiz Nestosa
Salamanca, España

Ni aun con un diccionario en la mano nos pondremos de acuerdo ya que se tuerce y retuerce el significado de las palabras o se busca cargarles de uno nuevo queriendo hacernos creer que ahora las cosas serán distintas. Es lo que salta a la vista al leer dos breves entrevistas con senadores del Frente Guasu: Hugo Richer y Sixto Pereira, sobre el proyecto de una posible ley de prensa. Dijo el primero de ellos que esperarán unos seis u ocho meses para presentarlo y ser discutido en el Senado.

Las entrevistas fueron hechas por separado y aparecieron en días distintos, pero el guión es el mismo: el proyecto de ley de medios tiene como objetivo “democratizar la prensa”. Esto me suena a algo así como a la República Democrática de Alemania, antes de caer el muro; o bien la República Democrática de Corea, la República Democrática del Congo, la República Popular de China, la República Democrática de Angola, y otras que tienen en común, además de lo de “democrática”, que todas ellas son sistemas políticos dictatoriales y, con frecuencia, de una crueldad escalofriante.

Los senadores subrayan la necesidad de luchar contra el “monopolio de los medios”. De acuerdo al diccionario de la RAE, monopolio significa: “Concesión otorgada por la autoridad competente a una empresa para que esta aproveche con carácter exclusivo alguna industria o comercio. Ejercicio exclusivo de una actividad, con el dominio o influencia consiguientes. Situación de mercado en que la oferta de un producto se reduce a un solo vendedor”. Si bien Richer dice que debido a esta situación de monopolio el tema se está estudiando seriamente en Argentina y Uruguay, que yo sepa ello no sucede ni en esos países ni en el nuestro, a no ser un marcado interés de aquellos gobiernos de amordazar un sistema informativo que está aireando unos trapos más que sucios, asquerosos, de sus autoridades.

Sostiene Pereira que “el acceso a la información por parte de la ciudadanía forma parte de los derechos humanos”, de allí la necesidad que el Estado asegure que la población tenga una información veraz y fidedigna. El refrán popular le responde: “El lobo cuidando a las gallinas”. La prensa se ha ganado el título de “cuarto poder”, aquí y en cualquier país democrático del mundo, porque juntamente con los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, ayuda a controlar la recta administración del país. Si se le entrega al Gobierno pues pierde esa independencia que la vuelve tan valiosa. A no ser que, sostiene Pereira, se siga el modelo argentino donde la señora Kirchner ha logrado que la Justicia dependa del Ejecutivo; así se asegura que las sentencias saldrán hechas a medida, ni una arruga más, ni una arruga menos.

Según Richer no es posible tolerar medios de comunicación con editoriales tan sesgados; sostiene Pereira que “los medios de comunicación están en manos de empresarios que tienen sus propios intereses”. Pues sí señor; los propietarios de medios de comunicación tienen sus intereses y los periodistas también tenemos los nuestros; ello no tiene nada de malo porque hay intereses legítimos y hay intereses bastardos.

Respondiendo a una pregunta del periodista, sostiene Pereira que en Cuba, “hasta donde él sabía, la comunicación a la ciudadanía por medios radiales, televisivos y escritos están garantizados desde el Estado”. Corrección: la respuesta correcta era: “la información está monopolizada por el Estado”, cosa que no debe extrañar a nadie debido al sistema dictatorial que oprime a los cubanos desde hace 55 años.

Si el Frente Guasu está preocupado por la información nada ni nadie le impide que pongan sus propios medios de comunicación para ofrecer esa “información democrática” que están persiguiendo en lugar de querer entregársela al Estado. Quienes vivimos bajo la dictadura de Stroessner conocemos esa práctica; se llamaban “Patria” y “La Voz del Coloradismo”, dos cloacas a cielo abierto que solo servían para insultarnos dos veces por día los 365 días del año. Tan popular era el periódico que los empleados públicos tenían la obligación de comprarlo y el programa radial era transmitido en cadena de manera obligatoria. Señores del Frente Guasu, esa “democracia” ya la conocemos y no la queremos.

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