¿Cómo es posible?

Danilo Arbilla
Montevideo, Uruguay

Se acabó el problema. La hermandad bolivariana funciona: Evo Morales le va a mandar papel higiénico a Nicolás Maduro. El propio presidente de Bolivia anunció este aporte a la república “hermana” de Venezuela.

No hace mucho, un amigo uruguayo, que importa carne y productos porcinos desde Dinamarca, me contaba que en este ordenado país, las exportadoras danesas, para medir de alguna manera la solvencia de sus compradoras y país de origen, se fijan en el nivel de consumo global de papel higiénico. Positivo.

En su momento me pregunté: ¿cómo evaluarían a Venezuela? Porque la escasez es una prueba de un alto consumo. Es lo que en alguna medida han dicho algunos voceros del gobierno chavista: es una señal de que comen todos los días. Incluso parece que para que esto no cambie en Maracaibo comienza a funcionar en unos días la libreta de racionamiento. (Algo parecido a lo de Cuba).

Puede que los daneses, si se manejan al pie de la letra, se lleven un chasco.

Lo mismo les puede pasar a los que mirando a otros países productores de petróleo y sus avances en todos los campos piensen que en Venezuela, con una de las mayores reservas del mundo, ocurre algo parecido. Y máxime cuando allí es el Estado el que maneja el petróleo y no hay riesgo de que se le queden con algo, a lo que se añaden, por si fuera poco, estatizaciones de amplios sectores de la producción y el comercio, evitando los monopolios y manipulaciones de precios y oferta de las grandes empresas y las multinacionales.

Es que Chávez y su revolución han logrado más de un milagro. Por ejemplo, han conseguido que PDVSA, la empresa estatal petrolera, según cifras del 2012, mantenga una deuda impaga con contratistas y proveedores de casi 16 mil 750 millones dólares (un 35% más que en el 2011) y que su pasivo sea de US$ 142 mil 600 millones (86,5% más que en 2010), y eso sin contar otros 11 mil millones de deudas indirectas. Y con el petróleo al magnífico precio promedio de US$ 100 el barril. A su vez, la deuda externa del país –la inadmisible “deuda eterna” que repudiaba Chávez– al 2012 era de 230 mil millones de dólares, siete veces mayor a la que había cuando asumió el chavismo.

Son logros increíbles del chavismo o del Socialismo del Siglo XXI: en Venezuela –igual que en la Argentina de Cristina Kirchner, el otro milagro– hay mercado negro de divisas y el dólar sube y sube, cosa que no ocurre en el resto de la región.

Y ni hablemos de los precios, sin perjuicio de que se puedan o no conseguir los productos. La inflación de mayo fue del 6,1% y en lo que va del año llega al 19,4%, y en los últimos 12 meses trepó al 35,2%. En mayo del 2012 la inflación anual era del 22,6%, lo que no augura nada bueno para el presente. Lo positivo que se le puede señalar al chavismo, respecto a los Kirchner, es que todavía no han impuesto un índice propio para fijar la inflación a dedo y “a piacere”.

Dicen que cuando Chávez llegó al cielo, luego del recibimiento que le hicieron sus amigos y correligionarios según se informó oficialmente, Dios tuvo una breve e interesante charla introductoria con él.

Según me lo contó a mí un pajarito, Dios le preguntó si en la tierra había hecho algunas cosas feas de las que se pudiera arrepentir, algunas embarradas (léase como se quiera), de esas que huelen feo. Y Chávez admitió que sí, que algunas “se había mandado”.

Fue entonces que el supremo, con su inmensa bondad, le dijo: No te preocupes, vamos a arreglarlo, eso, en definitiva se limpia con un poco de papel higiénico.

¿Será esa la causa de la escasez? Y si lo es, dado cómo le va a Maduro, es seguro que va a necesitar del aporte de todo el ALBA e incluso hasta de los iraníes.

* El texto de Danilo Arbilla ha sido publicado originalmente en el diario paraguayo ABC Color.

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