¿Tomaron nota?

Marlon Puertas
Guayaquil, Ecuador

La vertiginosa semana que acaba, debería haber quedado grabada a fuego en la memoria de quienes hacen política en nuestro país. Porque las lecciones de las que debieron tomar nota, fueron numerosas y tuvieron costo. Se tuvo que pagar por ellas. Sería un desperdicio que habiendo cancelado la factura, simplemente se la eche a un tacho, como que si no hubiese pasado nada.

Pasó mucho. Ecuador se vio envuelto en una vorágine política internacional para la que no estuvo preparado. El caso Snowden rebasó las estrategias adoptadas casa adentro y que tantos buenos resultados han dado a este Gobierno. De pronto se vieron enfrentados a toda una maquinaria de poder que los dejó encerrados en sus típicas bravuconadas y en discursos lindos por fuera, pero huecos por dentro. Porque defender las causas de los derechos universales suena bien, pero no tanto cuando en los armarios de tu dormitorio, tienes esqueletos que te harán quedar como un inconsecuente. Porque para meterse en una lucha por los valores, debiste ser un dechado de virtudes, de manera que no te restrieguen en la cara que tú eres igual o peor que los que estás acusando.

La unidad es esencial para encarar al rival. Y se nota, a leguas, que dentro de la revolución hay dos tendencias que la están carcomiendo poco a poco. Porque una es la línea de Ricardo Patiño que aborrece lo que tenga que ver con la política de Estados Unidos y otra la que procura mantener un tono equilibrado con la que es, nos guste o no, la primera potencia mundial y de remate, nuestra socia. De esa dualidad se aprovecha gente como Julian Assange que hace y deshace en una Embajada a la que convirtió en su base de operaciones. Al parecer, con la venia oficial. Pero que entonces nadie se sorprenda con la emisión de salvoconductos, que oficiales o no, tienen un claro origen en una mente australiana.

Tener a una celebridad de huésped en tu casa, no debería significar que le des carta blanca para que haga lo que quiera. Hay gente desagradecida que puede llegar, incluso, a traicionarte. Esa es la siguiente lección. ¿Qué tal si fue el propio Julian el que filtró el salvoconducto ecuatoriano?, se preguntaba la embajadora Cely, en uno de esos correos privados que fueron hechos públicos, al más puro estilo Assange.

En el tema de los intereses, todos defienden los suyos. Estados Unidos, el control. Europa su sociedad con los Estados Unidos. Assange, sus WikiLeaks. Snowden, su libertad. ¿Cuáles son los intereses del Ecuador? ¿Alguien lo tiene claro? ¿Todos trabajan en la misma ruta para defender esos intereses?

Que la dignidad y la soberanía sean las únicas razones que nos muevan para meternos en estos líos, nos puede graduar de ingenuos en política internacional. Ya estamos viendo el fracaso de la tan cacareada Unasur, incapaz de consolidar un reclamo sólido ante un abuso mayúsculo en contra de Evo. América Latina tiene mucho que conversar casa adentro. Y Ecuador, pensar con la cabeza fría y analizar los escenarios con absoluta responsabilidad. Para que después no digamos que alguien se tomó atribuciones y, que pena, se equivocó.

* El artículo de Marlon Puertas ha sido publicado originalmente en el diario HOY.

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