Palabras, pero las precisas

Jesús Ruiz Nestosa
Salamanca, España

Precisas aquí, no de las necesarias, sino de las utilizadas con precisión y es tan difícil una (decir nada más que lo necesario) como la otra (darle a cada palabra el valor que tiene). Los “ilustres” visitantes que estuvieron en Asunción para la toma del mando de Horacio Cartes, los mismos que durante los últimos años (porque la cosa comenzó antes de la destitución de Fernando Lugo) no hicieron otra cosa que denigrar a nuestro país, vinieron con el mismo discurso; como si lo hubieran ensayado al unísono: la recuperación de la democracia y cosas similares. Una pequeña variante fue introducida por Cristina Kirchner que llegó con una declaración de amor al mariscal López y su disposición de devolver los muebles que le pertenecieron; aquellos que fueron robados por las tropas argentinas en los años de la Guerra de la Triple Alianza; justo ella, en un momento en que sus opositores políticos están a punto de quitarle los muebles a la calle.

Dilma Rousseff , con una falta total de tacto, vino acompañada por su ministro de Relaciones Exteriores, Antonio Patriota, y su asesor para temas internacionales Marco Aurelio García, los dos arquitectos del desprecio del Brasil hacia Paraguay. Mejor, ¿o peor? imposible.

Dentro de esta misma línea se encuentra la nota enviada por Nicolás Maduro a Horacio Cartes que, para ser rigurosos, tendría que ser devuelta a su remitente, así como acostumbraba hacer el doctor Francia cuando el tono de la carta le resulta desagradable. “Quiero hacerle llegar –dice Maduro– mis sinceras felicitaciones en el día de su toma de posesión (…) con la esperanza de que con ella se inicie una nueva etapa de la democracia paraguaya”. Ni nueva ni vieja: la democracia de siempre.

¿Hubo quiebre de la democracia con la destitución de Fernando Lugo? Creo que no es necesario insistir que se procedió de acuerdo a mecanismos que se encuentran de manera clara en la Constitución Nacional de 1992. Es, entonces, difícil hablar de “golpe de Estado” cuando no se hace otra cosa que cumplir con lo que allí está dispuesto sin necesidad de recurrir a interpretaciones ni a tribunales constitucionales. En cuanto al “quiebre del proceso democrático”, las cartas están sobre la mesa.

Con el cambio de gobierno no se coartaron las libertades: no se proscribió a ningún partido político, no se les coartó la libertad de reunión, la libertad de propaganda, la libertad de opinión. No se clausuró ningún medio de prensa ni se instauraron sistemas de censura, ni se buscó crear leyes especiales para provocar su asfixia económica y por lo tanto su ruina como sucede en Venezuela, en Ecuador y en Argentina. No se buscó manipular al Poder Judicial para lograr decisiones favorables a los deseos del Poder Ejecutivo, como perpetuarse en el poder, como sucede en Argentina, Ecuador y Bolivia. No se forzó la salida del país de periodistas críticos con el régimen como sucede en Ecuador, Venezuela, Argentina y Bolivia.

Las elecciones de este año se realizaron con una normalidad que sorprendió a todos los veedores internacionales que, influidos quizá por las opiniones contrarias de los mismos gobiernos que vinieron a visitar el país el pasado jueves, no se lo esperaban. La concurrencia de votantes superó la de años anteriores, los incidentes no pasaron de una decena contrariamente a lo que sucedió en Venezuela donde se denunciaron ¡3.000! incidentes; donde Maduro les dijo a los votantes que él sabía por quién votaban, y quienes lo hacían por Capriles perderían sus casas. La presidenta del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, Gladys Gutiérrez, que participó de los funerales de Chávez con el brazalete chavista puesto, cuatro meses después desestimó la denuncia de los incidentes “porque no estaban suficientemente probados”.

Según la misma carta de Maduro, su gobierno está dispuesto a “tener las mejores relaciones con Paraguay, superando los problemas que se generaron como producto del golpe de Estado del 21 de junio de 2012”. La aceptación de esta carta y su respuesta, supondría el reconocimiento de que en nuestro país sí hubo golpe de Estado y quiebre del proceso democrático. Antiguamente existía en la oficina de Correos un sello que se ponía en ciertos sobres con la indicación: “Devolver al remitente” y abajo las posibilidades de esta decisión: dirección desconocida, dirección inexistente, fallecimiento, etcétera. Agreguémosle otra: “Por impertinente”.

* Jesús Ruiz Nestosa es periodista paraguayo. Su texto ha sido publicado originalmente en el diario ABC Color, de Paraguay.

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