¿Chulqueros de Marte?

Vicente Albornoz
Quito, Ecuador

Durante la semana pasada, diario El Comercio reportó sobre varios casos usura, en Quito, Ibarra y Guayaquil. Todos tenían ciertos elementos comunes: préstamos informales, con altísimas tasas de interés y con cobradores dispuestos a recurrir, sin ningún problema, a la violencia.

Las historias de algunas de las personas que se endeudaron con chulqueros son desgarradoras y los relatos de desalojos y golpizas son conmovedores. Pero más allá de compadecerse con las víctimas, sería bueno proponer soluciones a este problema. Y aquí es clave preguntarse ¿por qué existen los chulqueros?

¿Será que son unos seres que llegaron del planeta Marte sin que nadie les haya llamado o buscado? ¿O será que están respondiendo a una distorsión en el mercado de créditos, están cubriendo una demanda insatisfecha?

Es evidente que existe una demanda de créditos relativamente pequeños, ágiles y con pocas garantías. También es evidente que hay gente dispuesta a pagar intereses de hasta el 20% mensual (equivalente al 800% anual). La pregunta entonces sería ¿por qué el sector financiero formal no se interesa por un mercado tan interesante? La respuesta es muy sencilla: porque las normas de tasas del interés puestas por el Gobierno lo impiden.

El problema es que actualmente, ninguna institución financiera formal (bancos, mutualistas, cooperativas) puede dar créditos a una tasa superior al 30,5% anual. El problema es que dar créditos «relativamente pequeños, ágiles y con pocas garantías» es costoso.

La parte administrativa de un crédito no depende mucho de su tamaño: el papeleo y los trámites son similares para un crédito pequeño o para un crédito grande, por lo que, en términos relativos, los préstamos pequeños son más caros de administrar. Luego, mientras más ágiles y mientras menos garantías tengan los préstamos, más riesgosos son (en el sentido de que hay menos probabilidades de lograr cobrarlos). Ese riesgo adicional hace aún más costoso dar préstamos similares a los que dan los chulqueros.

Entonces, ese 30,5% (que es la tasa de interés máxima para los formales) no cubre los costos de dar el tipo de préstamos donde los chulqueros son fuertes y, por lo tanto, los bancos y las cooperativas no entran a ese mercado.

Algunos avances tecnológicos y la experiencia de varias décadas de microcréditos en el Ecuador y en el mundo hacen que las instituciones formales puedan incursionar en préstamos «rápidos y complejos», pero obviamente no lo harán ampliamente si la tasa máxima sigue siendo tan baja.

El chulco no tiene como única explicación las tasas controladas (hay temas culturales), pero es un elemento importante. Y si los formales pudieran entrar al mercado de esos pequeños créditos ágiles y con pocas garantías, seguro bajaría la tasa de interés que pagan las víctimas del chulco.

Y también bajaría el número de sicarios.

* El texto de Vicente Albornoz ha sido publicado originalmente en El Comercio.

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