La oclocracia

Mauricio Maldonado Muñoz
Quito, Ecuador

Según terminología de Polibio, la oclocracia es la forma degenerada de la democracia. En esa medida, opina que “no debemos declarar que hay democracia allí donde la turba sea dueña de hacer y declarar lo que le venga en gana”. La democracia se convierte en oclocracia, dice siempre Polibio, cuando concurren “la soberbia y el desprecio de las leyes”. No cambia esta circunstancia si las leyes que se respetan son injustas e irrazonables. Quien hace las leyes a su medida y no en la medida del derecho, aunque actúe respetando esas leyes es siempre injusto.

La democracia, gobierno de mayoría (pero no en detrimento de la minoría), es diferente de la oclocracia porque en esta última gobierna la muchedumbre, la multitud o la masa. Gobierna la muchedumbre cuando no la mayoría, porque la primera, abusando de su peso, hace y deshace prácticamente sin límites. La oclocracia es, justamente, el gobierno de la muchedumbre.

Ya había dicho antes, en alguna publicación y también en este portal, que la regla de mayoría no es suficiente para definir a las democracias, tal como había dejado demostrado Norberto Bobbio en “La regla de la mayoría: límites y aporías”, y en “El futuro de la democracia”. Efectivamente, las cuestiones que no corresponden y son indisponibles a la mayoría, pueden denominarse “derechos contra la mayoría”. De esa forma, es oclocracia y no democracia el gobierno que violenta los derechos de otros a solo pretexto de ser mayoría (muchedumbre).

La democracia no es tal, por supuesto, por la simple concurrencia de una masa. Hacer depender esta cuestión de procesos electorales convierte al sistema en lo que algunos han llamado “democracia plebiscitaria”, y que yo he denominado en alguna ocasión “autoritarismo plebiscitario”. En ese sistema, se “legitiman” con el consentimiento colectivo las decisiones autoritarias; existiendo una forma de autoritarismo, pero no una forma tradicional de aquél, sino una forma “deformada”.

La deformación de la forma democrática de gobierno, que Polibio llamara “oclocracia” equivale a la llamada “demagogia”, según el concepto aristotélico que constituye la deformación de la “república” (conforme la traducción de La Política de Patricio de Azcárate).

Esta deformación, según los clásicos, remitiéndose por ejemplo al personaje persa Darío, según lo recoge Herodoto en Historias (citado por Bobbio en “La teoría de las formas de gobierno en la historia del pensamiento político”), ocurre cuando se genera “corrupción en la esfera pública”, debiendo tener en cuenta que “la corrupción no genera enemistades, sino sólidas amistades entre los malvados”.

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