‘Contemplativos en la acción’

Joaquín Hernández Alvarado
Guayaquil, Ecuador

Se vienen cambios importantes en la Iglesia católica. No es posible hablar de cambios desde el esquema, clásico pero agotado, de las categorías de lo esencial y lo accidental. Los cambios tendrán trascendencia y levantarán discusión. Pero aunque muchas veces sorpresivos, son parte de la vida de la Iglesia. Supongamos solamente que un contemporáneo de la época espiritual del Concilio Vaticano I, en pleno uso de sus facultades, llegase a los días del Vaticano II, casi un siglo después, para encontrarse con la invitación a abrirse » a los gozos y esperanzas del mundo actual» y de saber leer los » signos de los tiempos» . El Vaticano I con el antecedente de la Encíclica Quanta cura y de un polémico anexo, el Syllabus, fue entendido como la oposición radical de la Iglesia católica al mundo moderno, liberal. Syllabus era el » Listado recopilatorio de los errores de nuestro tiempo» .

Precisamente, la revista que publicó la semana pasada la extraordinaria e intensa entrevista que el Papa Francisco concedió al P. Antonio Spadaro S.J. – La civiltà cattolica, una de las más importantes publicaciones de los jesuitas, fue la misma donde se anunció el 6 de febrero de 1869 la convocatoria al Vaticano I en un artículo titulado » Correspondencia de Francia» . Ahí se planteaba que la infalibilidad pontificia sería central lo que se entendió como confirmación de la actitud inquisitorial de la Iglesia y de su ruptura con el mundo moderno.

Francisco comenta. » La primera reforma debe ser la de las actitudes. Los ministros del Evangelio deben ser personas capaces de caldear el corazón de las personas, de caminar con ellas en la noche, de saber dialogar e incluso descender a su noche y su oscuridad sin perderse. El pueblo de Dios necesita pastores y no funcionarios ‘clérigos de despacho’» (los énfasis son míos).

» En lugar de ser solamente una iglesia que acoge y recibe, manteniendo sus puertas abiertas, busquemos más bien ser una iglesia que encuentra caminos nuevos, capaz de salir de sí misma yendo hacia el que no la frecuenta, hacia el que se marchó de ella, hacia el indiferente» .

¿Cómo afrontar esta tarea de » acompañar en la noche» , tan cara a los grandes escritores católicos de la primera mitad del siglo XX como Bernanos o a los intelectuales de la segunda, contemporáneos de la interdisciplinariedad, del peso de las filosofías del lenguaje y del lenguaje, como el jesuita Michel de Certau, a quien Francisco cita dos veces en su entrevista? El Papa recuerda las palabras de su antecesor Pablo VI a los jesuitas: » Dondequiera que en la Iglesia las más cadentes exigencias del hombre se han medido con el mensaje perenne del Evangelio, aun en los campos más difíciles y punteros, sean en las encrucijadas de las ideologías o en las trincheras sociales, allí han estado los jesuitas» . » Nos acecha siempre el peligro de vivir en un laboratorio… Dios se ha revelado como historia, no como un compendio de verdades abstractas…No hay que llevarse la frontera a casa, sino vivir en la frontera y ser audaces» . Contemplativos en la acción.

* El texto de Joaquín Hernández Alvarado

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