Los mercados del fútbol

Vicente Albornoz
Quito, Ecuador

En el fútbol profesional hay dos mercados laborales en el que los equipos pueden contratar jugadores. El primero es tremendamente inflexible, regulado y geográficamente limitado, mientras que el segundo es exactamente lo opuesto. La reciente clasificación del Ecuador a su tercer mundial muestra cómo la globalización y desregulación del segundo tuvo un efecto positivo en el primero.

El mercado altamente regulado es el de las selecciones nacionales. En teoría, un jugador sólo puede jugar en la Selección del país en el que nació y, aunque hay excepciones por nacionalizaciones, es virtualmente imposible que alguien se cambie de Selección si ya jugó para la de un país. Si sólo existiera este mercado, los jugadores estarían condenados a tener siempre los mismos compañeros en su equipo y también estaría limitado el número de contrincantes contra las que podrían jugar. Por lo tanto, cada jugador tendría contacto con escasos colegas y sería poco lo que podría aprender de ellos.

Afortunadamente también existen los clubes de fútbol, donde hay muy pocas limitaciones para que los jugadores vayan de un equipo al otro. Y gracias a la globalización, muchos ecuatorianos están jugando para los más variados clubes en todo el planeta. De esa manera pueden tener compañeros de todo el mundo y enfrentar equipos de muchas de las mejores y más competitivas ligas del planeta.

Así tienen la posibilidad de estar en contacto con innumerables colegas y de aprender de muchísimos de ellos. Todo eso gracias a un mercado completamente desregulado, en el que el lugar de nacimiento, la nacionalidad o el primer club para el que se jugó no presentan ninguna traba para jugar en cualquier otro equipo del mundo.

Pues gracias a ese segundo mercado, 47 compatriotas de todas las categorías juegan en otros países y algunos extranjeros juegan en el Ecuador. Eso produce jugadores más experimentados, que han estado expuestos a más competencia y cuyo universo no está limitado ni a su Selección ni a las ligas del país en que nacieron. Y los extranjeros jugando en el Ecuador también aumentan la competencia en nuestras ligas.

Y luego, cuando se convoca a los jugadores de la Selección, llegan cargados de mayor experiencia y conocimiento, lo que redunda en un mejor rendimiento del equipo nacional.

Nótese que los jugadores ecuatorianos que están en el exterior llegaron a sus actuales trabajos por la simple y sencilla razón de que son buenos. Juegan bien y, gracias a la facilidad de cambiar de equipo, han sido contratados por algunos de los nombres más reconocidos del mundo.

No hubo trabas, pero tampoco hubo «políticas de fomento de exportación de jugadores» ni subsidios y el gran ganador terminó siendo la Selección nacional. Resulta que al final, la competencia y la globalización no han sido tan malas.

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