Honduras derrota nuevamente al socialismo del siglo XXI

Carlos Sánchez Berzaín
Miami, Estados Unidos

Las elecciones del pasado 24 de noviembre en Honduras han dado el triunfo incuestionable al candidato Juan Orlando Hernández eligiéndolo como Presidente de la República, con una clara ventaja sobre Xiomara Castro de Zelaya la candidata del socialismo del siglo XXI que había anunciado su intención de suplantar la Constitución Política de Honduras y aplicar en este país el mismo procedimiento de liquidación de la democracia que los gobiernos de Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, dirigidos desde La Habana y financiados desde Caracas, han ejecutado en el marco del proyecto del socialismo del siglo XXI.

El Tribunal Supremo Electoral de Honduras ha establecido que el triunfo de Hernández es un resultado contundente, que escrutados más del 70% de los votos las cifras no van a variar, que reflejan un tendencia que es irreversible.

Los observadores electorales de la Unión Europea y de la Organización de Estados Americanos han informado y reiterado que «la votación y el recuento de las elecciones fue transparente y que su resultados son confiables».

Varios presidentes del mundo han felicitado al Presidente Electo de Honduras, pero sin duda la felicitación con la señal política más destacada es la de Nicaragua, por su connotado miembro del socialismo del siglo XXI, Daniel Ortega, quien ha reconocido como ganador de la elecciones y próximo Presidente de Honduras a Juan Orlando Hernández.

Esto representa que el pueblo hondureño ha rechazado nuevamente los planteamientos populistas y anti democráticos de la candidatura de Mel-Xiomara como la denomina la prensa. Es una ratificación por escrutinio popular de que la separación constitucional del ejercicio de la presidencia de Manuel (Mel) Zelaya que se produjo el 28 de junio de 2009 cuando el entonces presidente atentó contra la Constitución para llevar a Honduras por la senda del socialismo del siglo XXI, perpetuarse en el poder y terminar con la institucionalidad de su país.

Es la más clara indicación de que la mayoría del pueblo de Honduras no quiere seguir el penoso camino que hoy recorren los pueblos venezolano, ecuatoriano, boliviano y nicaraguense.

Los hondureños han dicho no a tener perseguidos, presos y exiliados políticos, han dicho no a ser un país intervenido que cumple una agenda transnacional neo comunista.

Este resultado electoral evidencia la declinación del socialismo del siglo XXI. Es una señal de que cuando existe institucionalidad democrática, los pueblos además de votar pueden elegir y defender sus principios y valores. Es un indicador de que los hondureños no quieren que les pase lo que esta sucediendo en los países del ALBA donde la incertidumbre, la crisis y la violación permanente de los derechos humanos son la regla. Los hondureños han defendido con éxito su Estado de derecho.

Es una gran derrota para Cuba y su gobierno dictatorial. El gran titeretero de la destrucción de las democracias en países americanos ha perdido por segunda vez la posibilidad de controlar Honduras, aunque no cesará en los procesos de desestabilización. El silencio de los dictadores Castro y Maduro en este asunto es elocuente. Respecto al rápido reconocimiento de Daniel Ortega, hay que ver la adecuada lectura de la realidad por un político con experiencia en política centroamericana, pero principalmente una señal importante frente a la reducción del apoyo económico del consocio del siglo XXI a su gobierno.

No es desconocido que Venezuela, por su crisis económica, ha reducido el flujo de ayuda al gobierno de Nicaragua y ha incrementado el porcentaje de pago al contado en las entregas de petróleo. Lo que Ortega está diciendo es que ante la reducción del apoyo del eje Caracas-La Habana, ejercerá mas independencia política en el ámbito internacional. Es otra señal importante del declive de la pesadilla castro-chavista que hoy divide a las Américas en países con democracia y países bajo las dictaduras del socialismo del siglo XXI.

En las elecciones del domingo pasado, Honduras ha derrotado nuevamente al socialismo del siglo XXI y a los enemigos de la libertad y la democracia.

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