Respuesta a la Secretaria de Estado Adjunta Roberta Jacobson

Luis Fleischman
Miami, Estados Unidos

El 8 de mayo mientras que la secretaria de Estado adjunto para el Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson estaba testificando ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Nicolás Maduro, el presidente de Venezuela arrestaba 240 manifestantes estudiantiles.

De hecho, desde el inicio del diálogo el gobierno ha arrestado a más de 500 manifestantes. Las protestas en Venezuela han estado ocurriendo durante los últimos cuatro meses debido a la escasez de productos básicos, una tasa espectacular de alta criminalidad, una tasa de inflación del 57% y un gobierno opresivo en aumento.

Desde que comenzaron las protestas en febrero, las dos cámaras del Congreso norteamericano han patrocinado una legislación bipartidista para promover los derechos humanos en Venezuela. La legislación propone sancionar a individuos específicos en el gobierno venezolano por ser responsables de la represión y la violación de los derechos humanos en Venezuela, así como por la tortura y el asesinato de por lo menos cuarenta y un manifestantes.

La ironía aquí es que mientras que los miembros de las Comisiones de Relaciones Exteriores de ambas cámaras del Congreso de Estados Unidos ven la necesidad de sanciones, la Sra. Jacobson sigue abogando por el diálogo puro entre las dos partes (el gobierno y la oposición). Esto pone a la Administración Obama en desacuerdo con los demócratas en la Cámara y el Senado, que creen que ha llegado el momento para presionar al gobierno de Venezuela. El principal argumento de la Sra. Jacobson es que la imposición de sanciones socavaría el diálogo actual, «mientras que todavía se ofrece una oportunidad de progreso».

¿Acaso presume la Sra. Jacobson que el gobierno venezolano entablará un diálogo con la oposición cuando muchos de ellos están ahora encarcelados?

Además de apoyar el diálogo sin sanciones, la Sra. Jacobson afirmó que miembros de la oposición que forman parte de este diálogo comparten su pensamiento. Por lo que concluye que este no es el momento adecuado para aplicar sanciones si bien ella reconoció que no todos los miembros de la oposición comparten sus puntos de vista.

Jacobson parecía confundida y defensiva cuando el senador Marco Rubio pidió nombres específicos miembros de la oposición que solicitaron abstenerse de imponer sanciones. La respuesta a por qué la jefe de la diplomacia EE.UU. de Asuntos de América Latina experimentó una reacción perpleja y avergonzada se produjo horas después de las audiencias.

De hecho, el secretario ejecutivo del partido de oposición llamado Mesa de Unidad Democrática (MUD), Ramón Guillermo Aveledo emitió una declaración afirmando que mientras MUD se opone a embargos generales contra el pueblo de Venezuela, no descartó que se apliquen sanciones contra las personas responsables de la violaciones de derechos humanos.

Esto demuestra que la oposición a las sanciones proviene de la Administración Obama y el Departamento de Estado, no de la oposición venezolana.

¿Es lógica la posición de la Administración? ¿Acaso la señora Jacobson cree realmente que existe algún incentivo del gobierno venezolano para llevar a cabo un diálogo honesto que finalmente restaure la democracia en Venezuela? ¿Están la Sra. Jacobson y la burocracia del Departamento de Estado conscientes de qué tipo de régimen es el régimen bolivariano? ¿Exactamente cómo pueden justificar su posición actual contra las sanciones?

Recientemente, César Vidal, un historiador español quien reside en Miami habló en un simposio organizado por el Foro de Promoción Democrática Continental con sede en Miami (FPDC)sobre las condiciones de posibilidad del diálogo. El Dr. Vidal señaló que el diálogo no puede tener lugar cuando se está tratando con 1) un régimen totalitario 2) La entidad o grupo ha violado sistemáticamente la constitución y la legalidad de la situación 3) Un grupo terrorista.

Aunque algunos pueden argumentar si el régimen venezolano es totalitario o no, sus aspiraciones son definitivamente totalitarias. Desde el principio, el régimen se declaró revolucionario e hizo todo lo posible para perpetuarse en el poder a través de la represión y de otros medios, al tiempo que niega la legitimidad de cualquier otra verdad, excepto su propia ideología. El verdadero diálogo, un elemento clave en las sociedades democráticas, no ha existido en Venezuela. Las elecciones fueron utilizadas como una excusa despiadada para legitimar un gobierno de la mayoría sobre una minoría con derechos limitados.

La mayoría, por supuesto, no es realmente una mayoría pero está incrustada en el poder del gobierno, que sigue creciendo a expensas de las libertades civiles y políticas. De hecho, el gobierno ha demostrado una conducta totalitaria y esta es la dirección general en la que se encuentra actualmente

César Vidal señaló además que es imposible pedir a un régimen totalitario ( o en este caso un régimen que tiende hacia el totalitarismo ) que cambie sus prácticas. Por otra parte, un acuerdo con los regímenes totalitarios que no incluyan su eventual capitulación (o transformación ) sólo refuerza el poder totalitario .

El régimen de Chávez – Maduro , precisamente debido a su aspiración totalitaria también ha quebrado la ley y violado sistemáticamente la Constitución del país para institucionalizar un régimen opresivo. El régimen es el agresor, que niega a la oposición la voz que una sociedad libre merece. La oposición y la sociedad civil son las víctimas, no iguales en cuestión de moral al gobierno. Mientras las negociaciones se desarrollan el régimen Maduro continúa arrestando gente por centenares, torturando y asesinando a manifestantes y disidentes. Del mismo modo, se ha negado obstinadamente a liberar cualquiera de los prisioneros que ha encarcelado injustamente.

Apoyar a un dialogo liso y llano asume, como también señaló Vidal , que el lado no totalitario también comparte cierta responsabilidad. Así se daría legitimidad al lado agresivo, proporcionando una falsa percepción de que hay igualdad moral entre ambos bandos y que estos de alguna manera son igualmente responsables del deterioro de la situación .

Por lo tanto, no habrá ningún tipo de compromiso ofrecido por el Gobierno de Venezuela si la oposición no tiene algún tipo de influencia. Irán es un ejemplo de ello. El diálogo con Irán no hubiera sido concebible sin las sanciones que le precedieron

Las sanciones, como se proponen en este proyecto de ley debe ser un primer paso , una especie de advertencia, pero el gobierno de EE.UU. y, si es posible, otros países deben crear una situación que disuada al régimen venezolano de abusar su poder. El objetivo final debe ser la transformación de la naturaleza del régimen. El objetivo debe ser, al menos, crear una situación en la que el gobierno permite más espacio y poder a la oposición sin interferencia y también restaurar la legalidad y constitucionalidad que existía antes de la aparición de Hugo Chávez al poder. Esto significa dejar de tener aspiraciones totalitarias y abrir el sistema a una verdadera democracia sin represión ; sin paramilitares, sin presos políticos; sin exiliados políticos, sin sometimiento del poder judicial; sin expropiación arbitraria de la propiedad privada; sin restringir la libertad de prensa y otras libertades individuales y con el pleno respeto y la inclusión de la oposición. En otras palabras, el régimen no puede hacer menos que renunciar a su propia esencia tiránica.

Si no se alcanzan estos objetivos, el diálogo fracasó. Cualquier acuerdo que comprometa estos parámetros de restauración democrática dará lugar a la consolidación y legitimación del régimen. Si el diálogo no logra esto, se debe proceder a nuevas medidas económicas punitivas y al aislamiento total de Venezuela.

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