Mayor tasa, mayor riesgo

Eduardo Carmigniani
Guayaquil, Ecuador

A propósito del regreso del Ecuador a los mercados internacionales con la colocación de bonos por dos mil millones de dólares, publicaciones especializadas comparan la tasa de interés que se ha ofrecido (7,95 %) por papeles que vencen en 10 años, versus la reciente emisión colombiana de bonos por similar cantidad pero a 30 años y con una tasa de interés del 5,9 %, para destacar cómo los inversores compensan (vía tasa de interés) los distintos riesgos que están dispuestos a asumir. A mayor riesgo, mayor tasa, en definitiva.

Si esas comparaciones se producen entre emisiones de bonos de Estados soberanos, con mayor razón deben darse entre riesgos a asumir con entidades financieras. Por ejemplo, si alguien quiere invertir dinero en un banco o financiera local y por un lado toma en cuenta que para depósitos a más de un año de plazo la tasa de interés referencial publicada por el Banco Central para junio de 2014 es del 7,19 % anual, y por otro lado observa incesante publicidad de una sociedad financiera guayaquileña que ofrece por tal clase de depósitos el 10 % anual (40 % más que la tasa referencial), racionalmente alguna alarma debería encenderse, pues dado que el costo de fondearse con los depositantes le resulta mayor, para ser rentable requiere incurrir en operaciones activas (préstamos o inversiones) que rindan una tasa de interés bastante mayor que el 10 % que ofrece pagar (microcrédito por ejemplo).

Si a lo anterior se agrega que la búsqueda agresiva de depósitos (ofreciendo altas tasas de interés) suele ser una alerta temprana de situaciones de iliquidez, y que en la página electrónica de la misma financiera aún consta que por depósitos a más de un año ofrece pagar entre el 6 y 7,5 % (dependiendo de los montos), por lo menos algo de apuro en el cambio de estrategia se viene a la mente.

Resulta aconsejable entonces que quienes se sientan tentados por la «atractiva» tasa del 10 % anual ofrecida, primero revisen con calma la situación. No imputo de ilegal a la nueva estrategia de captación de fondos, pero sí recuerdo que la avaricia rompe el saco.

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