El próximo mal menor

David Ochoa
Quito, Ecuador

Los tiempos y circunstancias han llevado al Gobierno a tomar decisiones que, en otro contexto, se tomarían en sentido opuesto. ¿Optamos por un mal menor en cada caso? ¿Cuáles y cuántos dilemas anteriores se resolvieron escogiendo un “mal menor”? ¿Y, a qué costo? ¿Cuál será el próximo mal menor? ¿A los cuántos males menores podemos afirmar que vamos por un camino distinto del trazado originalmente?

1. El concepto de reelección ya existe en la Constitución y ello no ha alterado la estructura del Estado ni roto el principio de alternabilidad. Permitir más reelecciones modificaría en algo a la redacción de la Constitución, pero no cambiaría su estructura, no cambiaría la forma de organizar el Estado ni alteraría ninguno de los principios fundamentales descritos en el art. 1 de la Constitución. En muchos países con la forma occidental de democracia, la reelección existe y puede ser continua o saltada. Hay países como Perú o Chile, que no tienen límite a la reelección, sólo las condicionan a que sean a período saltado. Es un gran daño que una persona sea tan indispensable, que haya que cambiar la Constitución para permitir a esa persona participar en una nueva elección. Pero también es un daño facilitar el retorno de la vieja forma de hacer política, aún si fuere en odres nuevos: una política basada en pactar repartos del poder a grupos de interés, atender obedientes mandatos de la embajada americana o manejar la cosa pública sin conocimiento suficiente. Hay veces en que la vida nos enfrenta a escoger entre un mal o un mal menor, como elegir modificar constantemente una Constitución, con su carga de inseguridad jurídica, o poner en riesgo un proyecto que ha hecho avanzar al país en una dirección positiva, en condiciones que quizás no se repitan en cien años.

2. Todos los países desarrollados protegieron a su industria en las primeras etapas. Ocurría en Europa antes de la Revolución Industrial y ocurrió en Estados Unidos durante las primeras décadas. Los países asiáticos más desarrollados, acompañaron a la protección comercial, el incumplimiento sistemático de las normas mundiales de propiedad intelectual. Aplicaron ingeniería inversa para descubrir cómo se hacian los bienes que importaban. Pasaron de la curiosidad a la imitación. Tras la imitación, replicaron. Y luego innovaron. Hoy muchos artefactos tecnológicos son creados en países que, al término de la Segunda Guerra Mundial, estaban en un nivel de desarrollo relativo igual o peor que Ecuador en esa época. Ahora, los países desarrollados, que han alcanzado altos niveles de competitividad, son adalides del libre comercio, y buscan difundirlo a países con menor desarrollo, bajo oferta de ampliar relaciones económicas, o mediante sutiles influencias de organismos internacionales. De su lado, un proteccionismo a ultranza, deja infantiles a las industrias nacientes, y les aleja de la competencia necesaria para mejorar. A su vez, los acuerdos comerciales facilitan nuevos mercados para una industria en crecimiento. Si Ecuador funcionara en el vacío, podrían tomarse decisiones de libro de texto, pero la realidad nos enfrenta a vecinos con tratados ya firmados con Europa y con Estados Unidos, un sistema de preferencias arancelarias con fecha de expiración y un buen porcentaje de mano de obra ligada a la producción agrícola y agroindustrial.

3. La forma más completa de democracia, es aquella en la que, no sólo los ciudadanos acuden a las urnas, sino en la que la ciudadanía participa para encontrar y priorizar problemas, pensar y proponer soluciones, incluso llevarlas a cabo y calificar sus resultados. Pero es común encontrara organizaciones sociales que sólo priorizan sus propias agendas y no miran el bosque. Asimismo, la urgencia para cumplir con obras o cambios ofertados, no se compadece con los tiempos que requiere una participación ciudadana más amplia y deliberativa. Muchas veces tenemos que elegir entre la eficiencia y la participación.

4. La extracción petrolera no es una meta ideal: además de la afectación ambiental durante su extracción, genera energía que contamina. Uno podría elegir no extraer más petróleo, de no ser que esos recursos pueden ayudar a superar la pobreza. Entre prolongar más nuestra dependencia del petróleo y sacar más pronto o a más personas de la pobreza, se debe elegir con criterio humanista.

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