Sostiene Soliz

Carlos Jijón
Guayaquil, Ecuador

Sostiene Soliz que el proyecto de cambiar la Constitución de Montecristi para permitir la reelección presidencial indefinida, no solo es legítima, sino que amplía los derechos ciudadanos y ratifica que el poder de decidir sobre quiénes son o deben seguir siendo sus autoridades, lo tiene el pueblo ecuatoriano y no puede estar sujeto a restricciones.

Soliz, Doris Soliz, secretaria ejecutiva del movimiento Alianza PAIS, sostiene, en un comunicado de prensa publicado el fin de semana, que Guillermo Lasso miente y que los cambios constitucionales propuestos no «dinamitan la alternancia», como argumenta el excandidato presidencial, sino que esta, o la continuidad de un gobernante, no la decide la Asamblea, sino el pueblo con el acto supremo de la democracia: el voto popular.

Soliz sostiene que es falso que la Corte Constitucional haya golpeado la democracia al resolver que sea la Asamblea, y no el pueblo, la que decida si un Presidente de la República deba poder reelegirse de manera indefinida. Y que quienes golpean nuestra democracia son precisamente aquellos que proponen que no se proceda sin consultar al pueblo.

Yo discrepo con ella. Porque estoy consciente de que lo que el legislador quiso evitar, cuando limitó la reelección presidencial a un solo período, es que un hombre, prevalido de todo el poder del Estado, pueda correr (y pueda hacerlo para toda su vida) con evidente ventaja sobre el resto de los candidatos.

Si en aras de la igualdad, la ley limitó el gasto electoral para evitar que ciudadanos de fortuna puedan utilizar su riqueza para competir con los demás en condiciones de superioridad, cómo no va a ser justo impedir que un gobernante, utilizando la riqueza de todos, pueda imponerse con ventaja, para siempre, de manera indefinida, sobre sus gobernados.

Sostiene Soliz que al discrepar del criterio de la mayoría parlamentaria (que busca cambiar la Constitución sin que se consulte al pueblo), Lasso ha denigrado el trabajo de los asambleístas y ofendido a la Asamblea Nacional como poder del Estado democrático. Como si estar en desacuerdo con el poder no fuera un derecho ciudadano. Como si no nos fuera permitido dudar del juicio, incluso de las intenciones, de un grupo de legisladores, por mayoritario que fuera. Como si el pueblo llano no tuviera el derecho de recurrir a la ley, para dentro de ella, pronunciarse sobre las decisiones del Estado.

Democracia participativa le llamaban antes de llegar al poder.

Soliz sostiene que la pregunta planteada por Lasso (sobre si el pueblo está de acuerdo con que la Asamblea enmiende la Constitución para aprobar la reelección presidencial indefinida) ¡es en sí misma «una propuesta de enmienda constitucional que no puede hacerse vía consulta, sino a través de un referédum»! Esto es: ¡que oponerse a que se enmiende la Constitución es enmendarla! Y que nadie en la Revolución Ciudadana, ni el Presidente Correa, ni ella misma, buscan intereses personales ni de grupo, sino que más bien, de manera desinteresada, buscan cambiar las normas que ellos mismos impulsaron, para tener la oportunidad de permanecer sacrificada, e indefinidamente, en el poder.

Finalmente sostiene Soliz, Doris Soliz, la exconcejal de Cuenca por la alianza ID-Pachakutik, la exministra de Turismo del gobierno de Lucio Gutiérrez, que la consulta popular planteada en contra de la reelección presidencial indefinida no es sino un vano intento «de volver al pasado». Como si aquello no fuera expresamente imposible.

Nunca nadie ha vuelto al pasado. Tampoco es posible perennizar el presente. Solo nos está permitido esperar el futuro. Y luchar porque ese futuro sea de libertad y progreso.

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