La Supervivencia al cáncer y el ejemplo ecuatoriano

Gonzalo Orellana
Quito, Ecuador

Hace algunas semanas se publicó en la revista médica The Lancet, una de las más prestigiosas de su campo, el estudio más completo realizado hasta ahora sobre la supervivencia al cáncer a nivel mundial. El estudio recopiló información de alrededor de 25 millones de casos de enfermos de cáncer en 67 países, para 11 tipos de esta enfermedad y usó como referencia de supervivencia un periodo de 5 años. El estudio es el resultado del trabajo conjunto de varias entidades dedicadas a la lucha contra el cáncer en EE.UU, Reino Unido, España, China, Dinamarca, Polonia, Japón y Australia.

El objetivo del estudio era determinar cómo ha evolucionado la capacidad de sobrevivir a distintos tipos de cáncer a nivel mundial y conocer como la supervivencia varía dependiendo de los países. No es una sorpresa que los mayores niveles de supervivencia estén en países más desarrollados, pues estos suelen contar con mejor infraestructura, médicos, equipos y procesos que permiten detectar a tiempo el cáncer. Y esta es justamente una de las conclusiones más importantes del estudio: entre más temprano se detecte la enfermedad, mayor probabilidad hay de supervivencia.

Esta es la primera vez que trato un tema médico en esta columna, por la lógica razón de que este no es un tema que conozca a profundidad, sin embargo este estudio arroja datos muy interesantes y particularmente positivos para nuestro país y por ende me parece importante destacarlos.

El cáncer con mayores probabilidades de supervivencia es el de seno, para el cual a nivel mundial se ha alcanzado una supervivencia superior al 70% en casi todos los países. En Ecuador este porcentaje es el 83.2% y se encuentra al nivel de la mayoría de países desarrollados en inclusive por arriba de algunos como Reino Unido o Corea del Sur. Este nivel de supervivencia por arriba del promedio en Ecuador se repite para la mayoría de las otras 10 categorías de cáncer analizados, así vemos que estamos en segundo lugar a nivel mundial en supervivencia al cáncer de pulmón, colon y ovarios solo por debajo de Japón, Israel y de Hong Kong respectivamente, todos países más ricos y desarrollados.

También nos encontramos en séptimo lugar de supervivencia al cáncer de próstata y novenos con respecto al cáncer de estómago, es decir nos situamos en el Top Ten mundial en 5 de las 11 categorías analizadas. Otro dato interesante es que considerando a los 7 países latinoamericanos que fueron parte del estudio (Colombia, Chile, Brasil, Argentina, Cuba, Puerto Rico y Ecuador), somos líderes de la región en supervivencia de 4 de los 11 tipos de cáncer, por encima de Brasil y Argentina líderes en 3 categorías cada uno, y Cuba que es líder en 1 de ellas.

Este nivel de supervivencia es producto del trabajo conjunto de Solca, el Ministerio de Salud y su red de hospitales, así como de miles de personas, entre médicos, enfermeras y demás personal sanitario. El que en Ecuador la supervivencia entre enfermos de cáncer de pulmón sea de casi el 29%, cuando en Francia, España o Australia es alrededor de la mitad, debe ser un gran motivo de orgullo. También debería regocijarnos que un país como Chile que tiene un PIB per capita 50% más alto que el nuestro se encuentra por debajo de nuestros niveles de supervivencia en 10 de las 11 categorías evaluadas. Esto demuestra que un buen sistema de salud no depende únicamente de dinero, pues de otra manera no podríamos entender que nuestra tasa de supervivencia al cáncer sea mejor que la de EE.UU en 5 de las 11 categorías, que Alemania en 6 de ellas o que en Reino Unido en 8.

Ecuador claramente está haciendo las cosas bien en la detección temprana y el combate contra el cáncer, en la aplicación de protocolos internacionales y en el cumplimiento de objetivos dentro de la práctica médica. Los resultados de este estudio demuestran que fue un acierto el haber creado una institución dedicada exclusivamente a esta enfermedad, SOLCA ha alcanzado niveles de excelencia. Sería importante hacer un análisis más a fondo de cuáles son nuestras fortalezas y debilidades, evaluando mejores prácticas de otros países que podrían ser aplicadas en el país, pero también identificando qué parte de nuestra experiencia pudiera ser exportada y aplicada por otros. En un mundo que se enfoca cada vez más hacia los servicios, estos resultados son un aliciente y potencialmente un buen negocio, pues deberíamos ser capaces de transformar las fortalezas de nuestro sistema de salud y la experiencia de SOLCA en una fuente de ingresos para Ecuador.

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