La unidad por la unidad

Fabián Pozo
Cuenca, Ecuador

A inicios de esta semana los alcaldes de Guayaquil y Quito, Jaime Nebot y Mauricio Rodas, conjuntamente con el prefecto del Azuay, Paul Carrasco, anunciaron la conformación de una Acuerdo de Unidad Opositora frente al gobierno de Rafael Correa.

Este anuncio causó revuelo pues implicaría una posible coalición con profundas (o aparentes) diferencias ideológicas. Nebot por la derecha, Rodas vinculado a la misma a pesar de que dice no serlo, y Carrasco con marcada inclinación izquierdista, sin olvidar que fue inicialmente electo por Alianza País.

Sin embargo, este acuerdo llega un poco tarde y sin ninguna acción concreta además de esperar juntos para a las elecciones de 2017. Tarde, pues el apoyo de su liderazgo hubiese sido importante para impulsar la Consulta Popular sobre la reelección indefinida, propuesta por Compromiso Ecuador.

Lamentablemente, la “Unidad por la unidad” como la han anunciado los líderes seccionales reunidos en Cuenca presenta algunos problemas que ya fueron sufridos por la Mesa de la Unidad en Venezuela (MUD) anteriormente. Vale repasarlos brevemente para aprender de sus similitudes con el proceso ecuatoriano:

La MUD empezó a conformarse en 2006 con tres precandidatos para enfrentar a Hugo Chávez en su primer intento de reelección. Teodoro Petkoff, Julio Borges y Manuel Rosales eran los líderes involucrados, todos de distintas tendencias.

Rosales fue finalmente el elegido para enfrentar a Chávez. Su pasado político recuerda a Nebot, pues fue dos veces alcalde de la ciudad de Maracaibo –segunda ciudad más importante de Venezuela- y dos veces Gobernador del Estado de Zulia. A pesar de ello, Chávez lo derrotó ampliamente (62,84% a 36,9%).

Posteriormente, la MUD perdió dos presidenciales más -en 2012 contra Chávez y en 2013 contra Nicolás Maduro- a pesar de haberse consolidado como unidad opositora única. Si bien consiguió victorias seccionales, no ha podido hasta hoy derrotar al chavismo en elecciones presidenciales.

Esto se debe a múltiples razones, en primer lugar, que la Unidad sin ideología carece de una propuesta concreta de país que ofrecer a los votantes. Una Unidad “por la Unidad”, meramente electoral, es anhelada por los ciudadanos vinculados a la política pero de difícil calado en la mayoría de ciudadanos que esperan propuestas más concretas, que ven la política de lejos y con poco interés. No se debe privilegiar la Unidad por sobre las propuestas.

Lamentablemente, es difícil alcanzar un proyecto conjunto entre ideologías tan diversas, lo que lleva a contradicciones como que Henrique Capriles en la campaña contra Maduro llegara a decir que “Maduro está destruyendo el legado de Chávez”. Recordemos que la MUD Venezolana, con Leopoldo López y María Corina Machado a la cabeza, ha alcanzado mayor respaldo actualmente al proponer medidas económicas concretas y opuestas al chavismo –incluso de corte liberal- como ser la eliminación del control cambiario, la apertura hacia la inversión extranjera y la eliminación de los controles de precios.

En segundo lugar, se debe tener en cuenta que las elecciones nacionales son distintas que las seccionales. Tanto Nebot como Carrasco, y en parte Rodas, son lideres seccionales, fuertes en sus provincias pero sin gran presencia nacional.

Nebot ha concentrado por casi dos décadas sus esfuerzos políticos en Guayas, tras haber perdido dos presidenciales. Carrasco, con reconocido liderazgo en Azuay, carece aún de imagen de alcance nacional. Rodas -si bien sería el de mayor proyección de los tres- obtuvo menos del 4% de los votos en las elecciones presidenciales en las que participó en 2013, y su dedicación a la alcaldía de Quito a tiempo completo le impide recorrer el país para fortalecerse a nivel nacional.

En tercer lugar, debe considerarse que los votos no se endosan como antes. Es fácil caer en el simplismo matemático que implica asumir que al unirse los líderes se sumarían sus votaciones en un total único, aumentando las posibilidades de victoria. Sin embargo, el votante moderno no actúa así.

Ejemplos sobran: Nebot no endosó votos suficientes a sus asambleístas, ni a Cesar Rohón en su candidatura a la prefectura, siendo derrotado por el Oficialismo. Correa no endosó suficientes votos a Barrera ni Paul Granda, por lo que fueron derrotados por la oposición. El elector actual no es endosable, por lo que se dan escenarios políticos anteriormente impensables, por ejemplo personas que votaron por Nebot para alcalde a la vez que por Correa para presidente.

Finalmente, ningún intento de Unidad en Ecuador puede excluir a Guillermo Lasso, que en las últimas elecciones obtuvo el 23% de votos frente a Correa.

A pesar de todos los peros y ataques que se le han hecho a través de campañas publicitarias en su contra, ha conseguido posesionarse como el rival de Rafael Correa en el ideario popular, con imagen nacional. Su iniciativa de consulta popular goza de amplísima aceptación a pesar de haber encontrado obstáculos en el Consejo Nacional Electoral, lo cual no debe ser ignorado.

La Unidad por la unidad es vacía, el reto es la Unidad de propuestas con un Plan de País opuesto a lo que representa el oficialismo. La crisis actual favorece a la propuesta de Lasso, que podría convertirse en una agenda de unidad práctica: se necesita inversión nacional y extranjera, mayor participación del sector privado en la economía, reducir el excesivo tamaño del Estado, y un respeto irrestricto por las libertades.

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