Poder mutilado

Eduardo Carmigniani
Guayaquil, Ecuador

P: «¿Qué pasa con los manuales que ustedes expiden? La Junta de Regulación no publica el texto de farmacias y anunció reformas para el de supermercados…». R: «La Junta de Regulación se ha extralimitado en sus funciones con la resolución 004 (sobre la aprobación de manuales) al inmiscuirse en las atribuciones de la Superintendencia. Ahora estamos mutilados de la atribución que teníamos de emitir de manera oportuna regulación de carácter obligatoria…».

Lo copiado consta en la entrevista al titular de la Superintendencia de Control del Poder de Mercado (SCPM) publicada en este diario el pasado 15 de marzo. La resolución 004, con la que se dice que la Junta de Regulación -integrada por cuatro ministros de Estado- le ha mutilado atribuciones, dispone que la SCPM, antes de emitir regulaciones, cuente con la aprobación de dicha junta (art. 1).

La resolución 004 tiene dos mandatos adicionales, no relacionados con la capacidad regulatoria mutilada sino con el control del comportamiento anticompetitivo. Primero, cuando la SCPM inicie investigaciones por posibles violaciones a la ley antimonopolios, «deberá contar con la participación de los organismos de regulación y/o control correspondientes», es decir, entre otros, con la propia Junta de Regulación. Segundo, si los comportamientos anticompetitivos se producen violando normas distintas a las contenidas en la ley antimonopolios, la SCPM debe limitarse a ponerlos en conocimiento de las autoridades de control del área respectiva (por ejemplo, la Superintendencia de Bancos), para que estas últimas se encarguen del tema. El bloqueo al poder sancionador de la SCPM es inocultable.

Empero, en la entrevista citada quedó sin respuesta algo que apuntaba a las causas de la mutilación, que se evidenciarían por críticas supuestamente realizadas a la SCPM en la última reunión entre empresarios y el Gobierno. «Creo que eso debe preguntarle a los funcionarios del Ejecutivo…», fue la salida para no contestar. En todo caso, habilidades aparte, este asunto tiene un perfume a excesos frenados que conviene al interés público que quede bien, pero bien aclarado, más allá del obvio material para periodistas curiosos.

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