El verdadero rostro de las salvaguardias

Martina Vera

Martina Vera Pérez
Desde Madrid

El precio del petróleo va cuesta abajo y para compensar las pérdidas, el gobierno impone salvaguardias que caen como baldazo de agua fría en el país. Miles se toman las calles en protesta, con una gran concurrencia de jóvenes y clase media. ¿Qué explica, entonces, la imposición de tan impopulares medidas? Todo apunta a que se trata de una disposición desesperada para aumentar la liquidez en dólares.

Las cosas como son

Si hay algo de lo que Ecuador no dispone, es de liquidez. Nuestra moneda local, la imprime la FED en EEUU y no somos capaces de retenerla en el país. El gobierno ahuyentó la inversión extranjera y gastó hasta la última gota de nuestro capital. Un cálculo de CORDES estima que pudo ahorrar $7.500M entre 2.010 y 2.013 si en los presupuestos de esos años guardaba los excedentes del precio del petróleo fijado por el propio gobierno. Ante aquello, aparecen intentos recientes por “generar liquidez”.

Intento 1: Cercanía, poco beneficiosa, con China, el gran carterista de dólares.

Intento 2: Exigencia al Banco Central de inventar su propia política monetaria con una moneda virtual que se posicionaría a la par del dólar, maniobra contra la que varios economistas se manifiestan.

Intento 3: Imposición de sobretasas solo a productos de Colombia y Perú para evitar que los pocos dólares que quedan, salgan.

Intento 4: Sobretasas a todos los países, pero “apenas” al 30% de lo importado.

Hoy, es evidente que ninguna de esas medidas resulta satisfactoria. El precio del petróleo, se las lleva por delante con decoro y ocasiona que ingresen al país casi la mitad de dólares de lo pronosticado por ingresos de crudo. Esto, en un marco económico donde más del 50% de los ingresos por exportaciones dependen de ese recurso. Bajo tal panorama, se recurre a las salvaguardias. ¿Solventará esta medida nuestra falta de liquidez? Hay razones suficientes para dudarlo.

Ojo por ojo, diente por diente

Jugar con las barreras internacionales es riesgoso y crea muy mala imagen a un país, advierte Teresa Santero Quintilla, experta en política monetaria en IE Universidad en España. El riesgo que corremos al imponer gravámenes a productos para cruzar nuestras fronteras, es que nuestros disgustados vecinos, respondan con una cucharada de nuestro propio puchero. Dado el caso, será difícil aumentar nuestras exportaciones no petroleras para generar mayores ingresos en dólar. Será también, aún más difícil atraer inversión extranjera si nos seguimos haciendo de mala fama, imponiendo medidas que afectan a la comunidad internacional por decisión unilateral.

El tiempo apremia pero no salva

Califican a las salvaguardias como medidas “cortoplacistas”. Sin embargo, el cálculo de 15 meses puede pecar de ingenuo. Pocas garantías hay de que las medidas adoptadas por el gobierno duren lo justo y necesario (antes de que otros países impongan a nuestros productos las mismas barreras). Ejemplos como el de Venezuela, desde luego, no animan a tener pronósticos positivos al respecto. ¿Quién nos garantiza, entonces, que dichas salvaguardias serán todo lo cortoplacista que se espera? De momento, ningún garante creíble se pronuncia al respecto con cifras concretas.

¿Compensan las salvaguardias las pérdidas petroleras?

Para analizar el plan de compensación que suponen las salvaguardias, basta con verificar si los ingresos por impuestos indirectos de las mismas sustituyen, en realidad, las pérdidas citadas. Serían $1.100 “ahorrados”. Comparar eso en relación a $80M por c/dólar que baja el precio del barril de petróleo, según afirma el propio gobierno. Ha caído $40 en promedio…

Aún si, en el mejor de los casos, las salvaguardias generan ingresos necesarios para compensar en algo –junto con otras medidas insuficientes ($1.450M menos en inversión; $21M menos en rebaja de salarios, etc) los millones “perdidos” y, suponiendo que nuestros vecinos no toman medidas reciprocas presurosas en nuestra contra, el cálculo actual del gobierno, contempla un alza del precio del petróleo en el segundo semestre del año. Nadie lo puede garantizar. O sea, si la situación actual del Ecuador no sirve de lección de ello, seguramente tropezaremos más de dos veces con la misma piedra.

Futuro cauteloso no contempla medidas proteccionistas

¿Cómo enmendar entonces la estocada que recibimos al depender enormemente de los ingresos que genera el crudo? Ciertamente, diversificar nuestras exportaciones para depender menos del petróleo y más de otros productos cuyos valores son más estables y predecibles, sería beneficioso. En lenguaje rimbombante le llaman “la nueva matriz productiva”. Sin embargo, para lograrlo, debemos fortalecer la industria nacional, cosa que difícilmente ocurrirá si operamos bajo medidas proteccionistas como las que amparan las actuales salvaguardias. Al gravar productos extranjeros, “protegemos” la industria nacional con una coraza ficticia que no es sostenible, pues una industria fuerte se desarrolla en base a la competencia y carecemos de ella en muchos campos. Siendo así, es probable que el momento que se abra, nuevamente, las puertas a productos extranjeros, aquellas industrias que crezcan bajo el amparo proteccionista, no sobrevivan al golpe de la competencia.

Si la receta no sirve, se busca una nueva cura

Nuestra realidad financiera se pinta crecientemente deficitaria y compleja: hay quienes estiman el hueco fiscal superior a $12.000M (Fausto Ortiz, 1er Min. de Finanzas de este gobierno) y el nivel de endeudamiento cercano a la línea roja de 40% de P.I.B. Peor aún, es probable que los tonos de la problemática de liquidez actual se tornen aún mas opacos si la misma mentalidad que nos situó en esta encrucijada se aplica para salir de ella.

Más relacionadas