¿Por qué no estoy de acuerdo con la austeridad (por ahora)?

Nicholas Gachet
Quito, Ecuador

La economía ecuatoriana ha sufrido cambios innegables en los últimos ocho años, justamente durante el actual Gobierno. El modelo económico aplicado lo empuja el gasto público sin lugar a dudas (representa, aproximadamente, la mitad del Producto Interno Bruto). Muchos podemos tener nuestras dudas sobre la aplicación y el camino por el cual nos lleva el mencionado modelo, no obstante existe serias limitaciones al momento de querer “romperlo” y aplicar uno nuevo.

En principio pongamos en la mesa un tema que no se discute como se debería, la diferencia entre políticas coyunturales vs. Políticas estructurales. Como lo mencioné al principio de este artículo, los cambios en la economía ecuatoriana son innegables pero carecen de elementos estructurales en favor de la estabilidad. El mismo tema de la reelección indefinida argumenta, indirectamente, este enunciado puesto que si el Gobierno hubiese implantado medidas que vayan a prevalecer en el tiempo y contengan elemento institucionales sólidos (que otro Gobierno ni así queriendo podría cambiar) entonces, ¿para qué tener que garantizar la continuación de la Revolución Ciudadana (en lo político)?

Este es un primer tema a reflexionar.

Esto nos lleva al siguiente punto que es el de las políticas coyunturales. El cambio existente en la economía ecuatoriana se debe meramente a constantes cambios de momento y que garanticen éxito cortoplacista, es decir los cambios que hemos experimentado los ecuatorianos se deben a constantes esfuerzos dinámicos pero que no garantizan estabilidad institucional ni protección ante variables exógenas (caída precios de petróleo o cambios de gobiernos de diferente ideología).

Ante una situación como la actual, existen (superficialmente hablando) dos bandos: los que están a favor de austeridad y los que están a favor de mantener el gasto público.

El camino de la austeridad nos llevaría a una “limpieza” de la economía (usando un término hayekiano) pero, en el contexto ecuatoriano, tendría mucho costo social (gente perdiendo empleos, obras a medio hacer, etc.). Lamentablemente, políticas cortoplacistas y coyunturales nos llevan a tener que adoptar políticas de ajuste del mismo estilo con el fin de intentar implementar medidas contra-cíclicas y, de alguna forma, proteger a los que se afectarían en mayor proporción por un modelo económico que, desde su inicio, estuvo equivocado. El tema no es imponer ideologías sino trabajar con el sistema en momentos complejos, eso no quita las imperfecciones de lo aplicado actualmente.

El tema ahora radica en ¿cuánto tiempo podrá aguantar el Gobierno adoptando este tipo de medidas? Si se tuviera una amplia inversión extranjera (generadora de empleo) y un sector privado amplio y creciente se pudiera pensar en un tipo de “migración” del modelo actual a uno más estable y minimizar en lo posible el costo social. Pero no se tiene ni lo uno (inversión privada fuerte) ni lo otro (estructuras estables e independientes a shocks externos) por tanto nos (toca) mantenemos con las políticas coyunturales y sin pensar en el futuro.

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