Devuelvan el IESS

Diego Ordóñez
Quito, Ecuador

¿Por qué los trabajadores han defendido y batallado para que sea la burocracia sometida al control político administre sus fondos previsionales? Esa fue bandera de lucha de la izquierda y blasón del estatismo. Desde mediados de la década de los años 90 se intentó persuadir a los aportantes al IESS que la forma más eficiente y segura que esos recursos sirvan para cubrir las primas de jubilación es el manejo privado. Los más radicales, sin embargo de no rescindir en su apología al estatismo y detracción a la privatización, aprovecharon y crearon una entidad privada para administrar los fondos previsionales de los profesores empleados en el sector público.

El IESS es la entidad de mayor caudal de recursos. Por eso los gobiernos han defendido, expresa o tácitamente, el tener el control del destino de los mismos. Práctica inmoral, en principio, pues han tomado decisiones de dinero ajeno sin preguntar a sus dueños (los aportantes), pero al final legítima, pues por ese inexplicable estatismo, estos (los dueños) han preferido que sea el Estado quien controle esos recursos.

Desembozadamente una asambleísta del correísmo zampó a los dueños del dinero la verdad que se habían negado a entender. Así como Caperucita le entregó al lobo sus caramelos para que luego se la devore; los trabajadores asalariados y otros obligados entregaron sus recursos al Estado para que este se los devore. El IESS, dijo, es del Estado. Y así selló una expropiación de ahorros similar a la del feriado bancario de 1999.

No parece legítimo que el Estado subsidie a los trabajadores una porción del ahorro con dineros públicos. Parte de la demagogia con la que se ha tratado atávicamente el sistema previsional llevó a crearlo; y así se calculó los porcentajes de aportación personal y patronal; y de allí la histórica deuda del Estado al IESS que ha sido consagrada en las últimas dos constituciones, en leyes y acuerdos.

Así la cosas, en el campo de las realidades, esa deuda no es ficticia. Es verdadera y es parte del ahorro previsional de cada trabajador que ha aportado es estos años para jubilarse en ese anacrónico, ineficiente y regresivo sistema de reparto tozudamente defendido. Ahorro más sensible que el acumulado en bancos, pues debía servir para atender la necesidades de los actuales afiliados en el momento de mayor vulnerabilidad existencial. En 1999 los bancos quebrados que no devolvieron los recursos porque sus dueños se los devoraron, expropiaron dinero de los depositantes que estaba ahorrado y que era deuda del banco a favor de ellos. El 40% del aporte público para complementar el ahorro del afiliado, es en concepto similar; así como es similar que el deudor se devoró el dinero y tiene el poder y el control de la voluntad de los hacedores de la Ley para legalizar la exanción.

Correa no decide borrar de un plumazo ese ahorro por que sea ilegítimo. Lo hace por la razones del moroso con poder. Y lo hace sin pudor de aceptar que está profundizando el problema del aseguramiento y prestaciones. Confunde superávit de caja con reservas actuariales para cubrir las jubilaciones futuras. El que el Estado garantice esas pensiones jubilares que no se podrán pagar porque no se formó con suficiente aporte el fondo para capitalizarlo, es trasladar al futuro el riesgo.

Para que el Estado controle el IESS ese aporte (que en realidad siempre fue deuda y nunca desembolso) como razón no era suficiente. Lo sucedido en estos días que muestra los vicios del estatismo debería aleccionar a la izquierda necia que defendió el monopolio. Lo natural, lo moral, lo sensato es que esta misma izquierda emule el sentido privatizador que tuvo el MPD y la UNE y se rescate el IESS y se lo devuelva a los dueños del dinero. Mayor motivo ahora que el deudor se ferió el 40% de ese ahorro previsional.

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