La violencia en América Central, una prioridad olivada

Renato Rivera Rhon
Quito, Ecuador

En los últimos meses, varios medios de comunicación han publicado espeluznantes noticias sobre la violencia centroamericana, los cuales salen a la luz a finales o inicios de año (épocas por cierto en las que se difunden los indicadores de seguridad).  Hace algunos días, un conocido diario británico publicó un artículo sobre el significado de peluches en taxis y buses en Tegucigalpa,  en el que hace alusión a los muñecos que lucen taxis y buses como una señal para asaltar a sus ocupantes.

Esta noticia deja en claro el tema central de Centroamérica, la violencia e inseguridad que vive diariamente la ciudadanía debido al temor y extorsión fruto de la intimidación diaria de las pandillas que se formaron a inicios de los noventas por miembros de los Mara Salvatrucha (M13). Los datos de hecho son aterradores, de acuerdo al Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH), en los últimos 34 meses, han perdido la vida alrededor de 220 taxistas, es decir, un promedio de 7 por mes; por otro lado la tasa de homicidios se situó en 66 por cada 100.00 habitantes -es decir 5,801 muertes violentas- en una población de aproximadamente 8 millones de habitantes.

Honduras, al igual que la mayoría de los países de Centroamérica, es un país de tránsito para el comercio transnacional de drogas,  y eso agregado a la corrupción, inestabilidad política y las altas tasas de pobreza y pobreza extrema -62,8% y 39,7 respectivamente- hacen de Honduras el país más violento de América Latina.

Por otro lado tenemos a su vecino El Salvador, país altamente conocido, al igual que Honduras, por la violencia entre pandillas y el tráfico de drogas. En el Salvador, la cifra de homicidios  se encuentra  cerca de los 4.000 asesinatos, es decir la tasa de homicidios se sitúa en 68,6 por cada 100.000 habitantes. Al igual que en Honduras, las tasas de pobreza son sumamente altas, el 40,9% de la población está en situación de pobreza.  A pesar de esto,  la situación de El Salvador resulta ser medianamente alentadoras frente a su vecino, principalmente por la inversión social del gobierno.

En relación a estos alarmantes indicadores,  las acciones de América Latina han sido poco o nulas respecto a acuerdos comunes en cuanto a seguridad se refiere. Por poner un ejemplo, en la última Cumbre de las Américas, varios estadistas enfocaron su debate en las relaciones de Estados Unidos con Cuba y las acusaciones Venezolanas contra el imperialismo, sin tomar en cuenta que la reunión trataba sobre temas que supuestamente son una prioridad de política pública, esto es “Prosperidad con Equidad”

Con estos datos, me ha quedado la duda. Si varios jefes de estado de nuestra  Patria Grande buscan la integración de Bolívar, citan a Martí y acusan al imperialismo yankee de todas las maldiciones; entonces me pregunto, por qué al momento de poner en la mesa de diálogo la situación de América Central –presentado de hecho por sus presidentes en la VII Cumbre de las Américas-  las acciones son evadidas. Ojo, las mismas no serán atendidas en un futuro próximo, ya que está claro que el interés de los jefes de estado, seguirá siendo el populismo. Es hora de pasar la página, es hora de pasar de la crítica pesimista de la “larga noche neoliberal” y demostrar realmente que América Latina está viviendo un cambio de época.

Más relacionadas