Informe de propaganda a la Nación

Bettty Escobar

Betty Escobar
Nueva York, Estados Unidos

Tengo casi veinte años viviendo en Estados Unidos. Durante todo ese tiempo he podido ver el informe que el presidente anualmente da al Congreso y a la nación. Denominado “State of the Union” (Estado de la Unión), este es un informe sobre la situación del país. Aunque la Constitución dice que dicho informe se presenta solo al Congreso, hace mucho tiempo se convirtió también en un reporte a los ciudadanos. Antes el informe se entregaba de manera escrita, pero con la llegada de la radio y la televisión, este empezó a ser transmitido en vivo. Algo que me parece importante de recalcar es que luego de que concluye el informe presidencial, un miembro del principal partido político de oposición al del gobierno de turno hace una réplica del discurso pronunciado.

El informe dura por lo general una hora y es presentado solo por el presidente. Considerando que Estados Unidos es un país grande, me parece increíble que el discurso sea tan corto, con la cantidad de cosas políticas, económicas y sociales que suceden aquí. Pero los discursos son excepcionalmente escritos y resaltan las cosas más relevantes.

“State of the Union” no es un acto lleno de pompas con grandiosas entradas, ni intervenciones musicales. Es un acto muy serio y así lo toman los ciudadanos, pues el día que se efectúa el informe a la nación la gente comenta mucho sobre el tema. Es que el respeto con el que se espera ese reporte lo marca como uno de los eventos políticos más importantes del año. Es también uno de los pocos momentos en que los tres poderes del Estado se juntan en un mismo lugar: diputados y senadores del Legislativo, Gabinete del presidente del Ejecutivo, y los jueces de la Corte Suprema de Justicia y asociados de la rama judicial.

El domingo 24 de mayo veía el informe a la nación en Ecuador, y una vez más quedé perpleja del contenido y la duración del reporte. ¿Casi cinco horas? Además de eterno, sentí que hablaban de otro país, uno donde se ha disminuido la pobreza, donde la educación está al alcance de todos, donde la salud es una garantía, donde se respetan los derechos humanos, donde hay una economía sólida, donde hay democracia, donde todos han mejorado su posición social. En aquel país casi no hay corrupción, no se persigue a quien opina diferente, ni se acosa a los medios independientes, ni se manipula el sistema judicial. En conclusión, un país perfecto y feliz, claro con las dos únicas cosas que siguen empañando tanta maravilla: la “prensa corrugta” y los desestabilizadores de siempre.

En lugar de un informe a la nación parecía más bien discurso de campaña política. Y por cierto, saber si la mayoría de un país quiere o no a un presidente no es relevante en un informe de esa naturaleza.

Ojalá pronto en Ecuador este reporte anual se asemeje más a un “State of the Union”, o mejor dicho, que otra vez vuelva a ser un verdadero reporte del estado de un país a sus mandantes como se lo hace en los países realmente democráticos y que deje de ser, por fin, solo un informe de propaganda a la nación. (O)

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