¿Por qué hay la plusvalía?‏

Vicente Albornoz
Quito, Ecuador

En el estricto sentido de la palabra, ‘plusvalía’ significa aumento de valor. En el argot marxista la plusvalía es la riqueza que el capitalista le extrae al trabajador. Posiblemente por eso, en el argot del Gobierno la plusvalía es algo que debe castigarse. Pero independientemente de los sesgos ideológicos, una pregunta importante es por qué crece el valor de los inmuebles, es decir, por qué hay plusvalía.

La principal razón por la que suben los precios, en general, es la inflación. Pero supongamos que se pudiera ‘limpiar’ de la plusvalía esa parte de su aumento que se debe a la inflación. La pregunta en ese caso sería ¿por qué los inmuebles, en el Ecuador contemporáneo, suben más que la inflación?

La respuesta, como en muchos otros temas de economía, están en la interacción entre la oferta y la demanda de inmuebles y en este caso, sobre todo en los cambios en la demanda.

Porque la demanda de inmuebles ha crecido mucho en los últimos años. Y lo ha hecho por dos razones centrales: el aumento del poder de compra y la falta de otros destinos de inversión.

Veamos primero el aumento del poder de compra. Cuando en un país el gasto público se triplica por encima de la inflación, el poder adquisitivo de los ciudadanos crece significativamente. Si bien para algunos el aumento será más grande, el hecho final es que con un aumento significativo del gasto del Gobierno los consumidores pueden comprar más.

Peor si el aumento es de 3,2 veces en 8 años, como fue en el Ecuador entre 2006 y 2014 (vale aclarar que entre 2006 y 2014 el gasto de todo el sector público se multiplicó por 4,5 y si ajustamos ese crecimiento por la inflación, tendríamos que ‘solo’ creció en 3,2 veces). Entonces, la gente tiene más plata para comprar.

Pero también hay el tema de la falta de alternativas, porque después de la crisis de 1998 ya nadie quiere poner todo su dinero en un banco y, paralelamente, no existen otras opciones para colocar recursos si se quiere invertir a largo plazo. Invertir en acciones es poco atractivo, no solo por la inestabilidad jurídica (12 reformas tributarias en 8 años, por ejemplo), sino también porque con la legislación vigente los accionistas pueden ser responsables de aquello que hagan los administradores. Encima, desde diciembre hay un impuesto que termina gravando la transferencia de acciones. Es decir, no es atractivo invertir en acciones. Y para invertir afuera hay que pagar un 5%.

Esa es la razón por la cual la gente compra tantos autos y tantos departamentos: porque no hay mucho más que hacer con la plata. Si tuviéramos otro ambiente para la inversión habría más gente invirtiendo en empresas y habría menos demanda de inmuebles y no habría tanta plusvalía. Y si el gasto público no se hubiera disparado, habría ahorros y tampoco habría tanta plusvalía. Entonces, ¿quién tiene la culpa de tanta plusvalía?

* El texto de Vicente Albornoz ha sido publicado originalmente en el diario El Comercio.

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