El tamaño del estado y los impuestos

Gonzalo Orellana
Londres, Reino Unido

El reciente intento del gobierno de modificar el impuesto a las herencias puso sobre la palestra un debate tan largo como inacabado: el tamaño del estado y los impuestos. El gobierno defiende su reforma sobre la base de reducir las desigualdades y sus críticos cuestionan los impactos negativos del mismo.

Los impuestos como muchas otras decisiones en economía son una elección entre eficiencia y justicia, ¿A qué me refiero con esto? Con eficiencia me refiero a la capacidad de generar riqueza utilizando los recursos existentes y con justicia me refiero a la inclusión de todos los sectores de la sociedad en el disfrute de esa riqueza. Pongamos un ejemplo para entenderlo más fácilmente. La eficiencia diría que el salario de una persona debería ser equivalente a la productividad de dicho trabajador, es decir la contribución de una persona a la creación de riqueza; la justicia replicaría que el problema de este enfoque es que personas con bajo nivel de productividad (por menores niveles de educación o menores oportunidades) terminarían recibiendo un ingreso muy bajo que lo mantendría en la pobreza; es por esto que la sociedad en la mayoría de países han establecido un salario mínimo que garantiza un vida digna pero que al mismo tiempo permita a las empresas ser competitivas. Es decir, un punto medio.

Es difícil establecer cuál es el nivel mínimo de justicia, pues personas y sociedades distintas pueden tener distintos ideales de esta, sin embargo definir su nivel máximo parece ser más fácil: cuando la búsqueda de justicia termina afectando la capacidad misma de generar riqueza; pues básicamente no se puede distribuir lo que no existe. Siguiendo con el ejemplo del salario mínimo, alguien con buenas intenciones podría pensar que la solución para la pobreza es establecer un salario mínimo muy alto, por ejemplo $2,000, ¿Que pasaría en términos de eficiencia? que la mayoría de empresas no podría pagar esos salarios y por ende no tendría sentido contratar a nadie, es decir llegamos a niveles en que la búsqueda de justicia impide generar riqueza.

La propuesta de aumento del impuesto a las herencias que fue retirada por el gobierno parece actuar de la misma forma. Eso no quiere decir que un impuesto a las herencias sea inherentemente malo, simplemente que si lo llevas a niveles extremos hace más daño que bien. La primera propuesta del gobierno de llevar la tasa marginal más alta hasta el 77.5% era indudablemente excesiva, su segunda propuesta de un máximo de 47.5%, sigue siendo demasiado alta. El gobierno plantea la necesidad de incrementar los impuestos a las herencias basado en casos puntuales donde grandes fortunas no pagaron dicho impuesto, pero ¿Si el problema es de control por qué la solución es incrementar el impuesto? Esto es como si el gobierno decidiera que ante la existencia de evasión en el IVA, la solución debería ser subirlo del 12% al 20%.

El impuesto a las herencias tiene un gran componente ideológico, y según la tendencia política se encontraran casos para defender ambos lados. Es cierto que el impuesto está presente en muchos países incluyendo el Ecuador, y el gobierno menciona que países como Japón y Corea del Sur tienen tasas máximas por encima de la propuesta. Sin embargo la realidad es que son muchos los países que en años recientes han reducido o eliminado el impuesto, y entre los países que lo han hecho se encuentran países seriamente comprometidos con la igualdad, como Suecia, Canadá o Australia.

Al margen de la discusión puntual sobre este tributo, en Ecuador hoy más que nunca los impuestos se han convertido en un tema de debate y seguramente serán protagonistas en las próximas elecciones. Pero ¿Por qué hoy tienen más relevancia que en ninguna época reciente? La primera razón es que a diferencia de hace un par de décadas hoy nuestro país tiene una mayor cultura tributaria, con menores niveles de evasión y cifras de recaudación tributaria record año tras año. La segunda razón es el incremento de la clase media, que es quien suele verse más afectada por las subidas de impuestos, y también quien suele ser más exigente con la forma en que el gobierno gasta el dinero de los contribuyentes. Finalmente hay que decir que las constantes reformas tributarias y el incremento de los impuestos durante este gobierno contribuyen mucho a la discusión y muy poco a generar certidumbre sobre la economía.

En las próximas elecciones los ecuatorianos tendremos la oportunidad de elegir qué tipo de estado queremos y que niveles impositivos estamos dispuestos a pagar para sostener dicho estado. Alianza País ha demostrado que su modelo de gobierno requiere de cantidades enormes de recursos para funcionar y aunque su objetivo de reducir las desigualdades es correcto, sus mecanismos para lograrlo resultan una carga demasiado pesada para quienes quieren generar riqueza.

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