La modernidad sólida

Alejandro Veiga Expósito
Leeds, Reino Unidos

La creación artística es un proceso que pasa por traer a la cotidianidad una nueva visión de la realidad. Uno de los objetivos es que estos dos planos pasen a convivir juntos en una especie de abrazo que devuelva a la cotidianidad su complejidad. En una entrevista recientemente publicada por este medio, el poeta español Luis García Montero, habla precisamente de esta cualidad de la creación artística, desde la posición de quien habita en lo que Zygmunt Bauman ha llamado la modernidad líquida.

Bauman utiliza la palabra líquida por su cualidad transformativa y transitoria. Dice el polaco en su obra Modernidad Líquida (FCE, México DF, 2003) que “Los sólidos conservan su forma y persisten en el tiempo: duran, mientras que los líquidos son informes y se transforman constantemente: fluyen. Como la desregularización, la flexibilización o la liberación de los mercados”. Lo curioso de esta vertiginosa liquidez es lo que Montero llama la sociedad de los titulares. Para el poeta español, vivimos en una sociedad donde los matices desaparecen, para dar lugar al esencialismo de los titulares. Es decir, se busca descomponer la complejidad estructural de los sucesos para concentrarlos en un signo que busca delimitar y crear fronteras: El titular.

El titular pasa a ser entonces un entorno de seguridad que facilita a los consumidores una comprensión del mundo. Esta visión totalitaria facilita al receptor una aparente sensación de seguridad, que crea una visión sólida del funcionamiento de las sociedades. Por ejemplo: “El euro se desprecia, mientra la crisis Griega continúa”, “Bruselas adelanta 7.000 millones para que Grecia no incurra en impago con el BCE”, etc. De esta manera, el debate se basa en la seguridad de los mercados y la economía como elementos primordiales sobre la seguridad del sujeto.

Una muestra de esto es la obra del fotógrafo griego Yannis Karpouzis (Atenas, 1984), quien ha ganado recientemente el primer galardón del Premio Descubrimientos PhotoEspaña 2015 por su trabajo La crisis paralela. En esta serie fotográfica, Karpouzis embarca al espectador en un viaje hacia la cotidianidad de la vida griega durante los últimos años. Es decir, busca mostrar todos los matices que existen dentro de los titulares creados por la llamada crisis económica.

Dice Karpouzis que “Se dice que la fotografía es el más ingenuo de todos los Medios debido a su intención de inmovilizar el tiempo. Es por esto que las fotografía normalmente son hermosas, pero tristes”. Esta tristeza del momento epifánico es la busca traer Karpouzis a nuestra realidad construida en base a titulares. El fotógrafo busca romper esa seguridad en la que Europa quiere vivir, para adentrarnos en una cotidianidad mucho más compleja de la crisis griega. Una cotidianidad que no cambiará con la recuperación de los mercados, una cotidianidad que al contemplarla trae a nuestra vida una tremenda melancolía que ninguna recuperación económica logrará desmontar.

Dice Montero que “la poesía le devuelve lentitud al mundo”, que es “como una mano que para un taxi”. La fotografía de Karpouzis consolida instantes que son como una mano que detiene las rotativas de todos lo periódicos y la volatilidad de todos los mercados, para traer una crisis real hacia la crisis que toda Europa cree que vive. Por ello, el título que utiliza es claramente revelador y triste: Que los momentos capturados en esta serie se presenten como una crisis paralela y no como la crisis, hace evidente el desplazamiento que se crea en la solidez de los titulares, donde el tema candente es la crisis económica y no social. En función de mostrar esta crisis, supuestamente paralela, el fotógrafo nos hunde en esa lentitud de la contemplación artística, para ver segmentos del día a día que construyen la cotidianidad griega.

Karpouzis explica que, en su etimología, “una crisis en un evento que lleva a una situación inestable o peligrosa”. Sin embargo, en griego, κρίσις – krisis significa también una decisión o juicio: Yo decido.

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