Pablo Flores y el poema iniciático en el cyber punk

Cristian López Talavera

Cristian López Talavera
Quito, Ecuador

Me identifico con Pablo Flores Chávez por su juventud, y esa ensoñación por conformar un poema que nace desde una obstinación, neurótica visión del mundo en que habita, por ese alojarse en espacios subrepticios, espacios urbanos donde los cuerpos están saturados y que ahondan un mundo de desencanto, caótico, anárquico. Un mundo lleno de la desolación. Y es en este contexto que Pablo Flores rehace su escritura, desde el desgarramiento del cyber espacio, y nos presenta su Silicone Baby, un libro que no depara en romper los límites de la poesía, va más allá, donde el sujeto es realidad, fragmento, donde el sujeto es lenguaje. Donde el poeta es lenguaje.

Y es este mismo sujeto, que emergiendo del origen que se le niega, de aquel ser que conquistó el fuego para concebirse en cuerpo, desde esas primeras cavernas que se iluminaron de lenguajes, de figuras, de metáforas hasta llegar a este espacio postmoderno, donde el poeta deshabita sus orígenes entre la tecnología y su cotidianidad. Así Pablo Flores escribe: “Un aislamiento puro de la verdad ansía vencer lo ya vencido durante el recogimiento del semen en la piel de otro con fondo de luces de neón encrespadas hacia su estructura fotosensible.”

Tecnología visceral que trata de condenar el cuerpo humano a un sistema diseñado para ser controlado y remplazar las funciones mecánicas y biológicas. Entonces, el planteamiento de Silicone Baby parte del análisis de robots humanos, que dentro de sí mantienen mecanismos propios del cyber punk. Sujetos fusionados con una máquina.

Y nos dicen estos versos:

“El fundido del plástico contra su génesis de desperdicio aísla los movimientos de las estrellas en un código de barras sumando el cataclismo de la redención a partir del propósito con que fui creado…”

Por eso este poemario se presenta como una urbe caótica, poesía futura (¿se lo llamaría poesía o un deja vu?) iniciática, vaticinal. Desde sus inicios pude sentir en los versos de Pablo, libertad ante la represión que puede ser la creación, libertad. Este poemario, desde su construcción, que no recae en el canon, tiende a ser ilegal, ambigüedad en el personaje,  guiado por el uso de la metáfora, surrealismo descarrilado; por tanto, hay exigencia en este libro, comprende que al morir el lenguaje podría acabarse la cultura, por eso le reaviva: “Un cultivo artificial de parásitos artificiales a penas echados a perder en la restitución de la muerte…”… “las hilachas de un cuerpo incubado intentando preceder su sacramento hereje contra un tercer ojo leído por la causalidad…”

Para Pablo, siguiendo la línea de André Breton, la imagen surrealista es el arma capaz de generar un mundo nuevo, a la vez que se plasma un ejercicio de libertad total, en la vida, y en la escritura. Pero mas allá de la realidad, mas allá de la normativa, la imagen en Pablo Flores nace desde su subconsciente: esta revela al hombre en su integridad

“…el rezo de las madres implorando rejuvenecer la densidad de su cuerpo”

“El mundo es nuestro: todo el mundo baila desnudo”

“Deja que la piel se funda con la silicona aspirada boca abajo”

De acuerdo con Freddy Ayala, prologuista del libro, que la propuesta de Pablo Flores se une a otras propuestas contemporáneas, quienes, desde el verso de Huidrobo, en su arte poética: Por qué cantad a la rosa, poetas, hacedlas florecer en el poema, inauguran un nuevo estado de catarsis en la construcción del poema. Vale decir que este libro, inicial en Pablo, no será entendido en esta época, pero si futuros lectores evocarán, y plasmarán en sus mentes estos versos, desconfiarán de su época y experimentarán en la palabra, tal como lo ha hecho el poeta.

 

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