El precio del silencio

Martina Vera

Martina Vera
Madrid, España

En Latinoamérica ya nada sorprende de ciertos regímenes. Las truculentas acciones de algunos jefes de estado restan independencia a nuestro sistema judicial, legitimidad a los derechos ciudadanos y solvencia a la economía familiar. Quienes acusamos la realidad, lo hacemos con impotencia, a sabiendas de que aquellos que tienen las pruebas necesarias para denunciarlo deciden ocultar la verdad ante el miedo; ignoran que el precio del silencio, siempre es más caro. Afortunadamente, Franklin Nieves, el titular de la fiscalía 41 de Venezuela y la persona que acusó a Leopoldo López durante el proceso que culminó con una sentencia de 13 años, se negó a continuar con ese destino fue. Nieves abandonó Venezuela y denunció a través de un video presiones del gobierno y sus superiores para inculpar al opositor injustamente. ¿Imaginan cuantos Fiscales Nieves que no rompen el silencio hay tras bastidores?

Lo que no se ve, si se siente

El Fiscal Nieves es un ciudadano común y corriente. Igual que usted e igual que yo, tiene familia, hijos amigos, sueños y temores. Es esa condición humana la que lo impulso a permanecer en silencio por miedo a represalias del Gobierno, que lo presionó para ejecutar un plan macabro, injurioso e injusto para inculpar a Leopoldo López. Nieves no fue capaz de soportar la presión moral y sentimental de inculpar a un inocente y decidió salir de Venezuela junto a su familia y denunciar lo sucedido. Aunque el testimonio de Nieves es imprescindible para ponerle nombre, apellido y rostro a la persecución política y manipulación de la justicia en Venezuela, la gran mayoría del país fue siempre consciente de que aquel juicio era un teatro macabro del oficialismo. Lo que hacia falta es que alguien se atreviera a denunciarlo con pruebas que saldrán a la luz pronto, según alega Nieves. ¿Habría actuado usted igual que el Fiscal? Para saberlo, conviene meditar en que es aquello que dice y aquello que calla en el marco de sus propias circunstancias en el Ecuador. Seguro la respuesta le sorprende.

En Ecuador, muchos son Nieves

Entre los malos ejemplos que el gobierno Ecuatoriano importó de Venezuela se encuentran la persecución política y la habilidad de maquillar a la perfección situaciones de dudosa legitimidad. Todos lo sabemos, pocos lo denunciamos. La sanción al caricaturista Xavier Bonilla y la revocación de la visa de Manuela Picq, son solo dos ejemplos recientes de ello. Podemos también contabilizar los juicios contra personas inocentes a las que el Gobierno acuso de golpistas e instigadores el 30S. Quienes emiten las denuncias, aquellos que las procesan, y los que fallan injustamente en función de los intereses del ejecutivo, son tan cómplices del gobierno como aquellos que a la distancia acusan irregularidades y no profundizan en ellas; es decir, los ciudadanos. En Ecuador, el miedo impera sobre la verdad y su lógica es natural teniendo en cuenta que todos somos seres humanos. Sin embargo, quienes ceden a su dominio han de encontrar en el ejemplo de Nieves la certeza de que el precio del silencio es siempre mas caro que el de la verdad. Ojalá muy pronto en este País todos seamos Nieves.

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