De sexo a género: ¿Cuestión de físico o cuestión de identidad?

Martina Rapido Ragozzino
Quito, Ecuador

La Asamblea Nacional se encuentra debatiendo la Ley del Servicio Nacional de Gestión de la Identidad y Datos Civiles. A mediados de este mes se aprobó el informe para el segundo debate de dicho proyecto. La posibilidad de emplear el apellido de la madre primero, la eliminación del nivel de estudios, la exclusión del estado civil del documento de identidad, son algunos de los temas tratados durante el debate. Pero hay uno particularmente importante: sustituir el sexo por el género.

A primera vista el reemplazar el sexo por el género en el documento de identificación puede ser una conquista importante. De hecho no creo que hay que restarle importancia a este hecho. El considerar siquiera esta sustitución refleja que efectivamente se comienza a comprender que sexo y género no pueden ser considerados como semejantes. El sexo es determinado por factores físico-biológicos, determinadas características se asocian con el sexo femenino y otras con el sexo masculino. Esto es limitar la existencia de las personas a una cuestión meramente física pero, ¿qué sucede cuando entra en juego la identidad sexual de las personas? Es aquí que debemos exigir un cambio de discurso con la finalidad de que se hable del género y no del sexo. El género es un cosmovisión cultural que puede ser alterada por cada persona a lo largo de su vida. Por lo tanto, el incluir el género en un documento de identidad permite que cada persona pueda describirse como algo con lo que realmente se identifica.

A pesar de la gran conquista que significaría para quienes se sienten atrapados en un cuerpo que no les pertenece, el solo cambio de sexo a género no soluciona todas las problemáticas existentes. La realidad es que, aún con el cambio de sexo a género, se sigue demostrando que la sociedad considera que existen únicamente dos opciones: ser hombre o ser mujer. Esto significa que el sistema de cedulación continuaría siendo binario y seguiría siendo un problema para las personas que no se definen a si mismos ni como hombres ni como mujeres.

Por lo tanto, seguir insistiendo en que las opciones existentes son femenino y masculino no soluciona las dificultades que tienen las personas intersex o trans para construir su propia identidad. En vista de que el documento de identidad es obligatorio y no desaparecerá jamás, por cuestiones de seguridad e identificación, entonces deberá buscarse una solución que garantice la identidad a todo el mundo.

En varios países la solución que se ha adoptado es establecer la existencia de un tercer género, un género neutro que no se identifique ni con el masculino ni con el femenino. De esta manera se garantiza la verdadera identidad de las personas. Cada quién podrá considerar que pertenece a una de estas tres categorías. Incluso el tercer sexo permite a las personas transitar de una identidad a otra sin necesidad de tomar una decisión respecto al género binario al que pertenecen por simple presión social.

Con el tercer sexo, la persona puede involucrarse en el ordenamiento jurídico sin la necesidad de que se posicionen bajo un sujeto determinado, sino que continúa siendo cambiante. Sólo promoviendo una ley de cedulación que incluya la posibilidad del tercer sexo será posible que el derecho se vuelva una herramienta de liberación. Es más, de esta manera se permitirá que los padres no tengan el peso de tomar una decisión sobre el sexo de sus bebes evitando problemas de imposición de un sexo como sucede con los bebes intersex. Al momento que se permita a los padres identificar a sus bebes con sexo neutro se reducirá la necesidad de realizar operaciones de cambio de sexo a temprana edad dado que no existirá la presión social de encasillarlos en uno de las dos categorías existentes.

El cambio que se busca en Ecuador va por buen camino pero no debe limitarse a una visión binaria del género. Dado que se ha tomado el coraje de realizar cambios importantes respecto a la identificación de las personas LGBTI, es momento de realizar un cambio a profundidad, con la finalidad de erradicar cualquier tipo de dificultad que puedan tener estas personas al identificarse. Sería un paso adelante para dejar a las personas intersex y trans explorar su identidad de género si se les concediera la posibilidad de escoger su género o incluso mantenerse en una tercera opción sin tener que definirse como mujer o hombre. La identificación de las personas debe pasar de una cuestión de físico a una cuestión de identidad.

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