La Unión Europea a prueba

;aríasol Pons

Maríasol Pons
Guayaquil, Ecuador

El origen de la Unión Europea está en el tratado constitutivo de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, firmado en Paris en 1951. Su objeto: la libre circulación de carbón y acero así como libre acceso a las fuentes de producción. El Tratado incluía una alta autoridad que supervisaba la aplicación del tratado así como normas de competencia. Los países firmantes de este tratado fueron Francia, Alemania, Italia y los países del Benelux.

Es evidente que el sentido nace de una comunidad post guerra mundial donde se reconoce que la cooperación económica entre países los mantendría en paz. Esta visión de largo plazo, llevó progresivamente,a través del tiempo y varios tratados a una Comunidad Económica Europea -el tratado de Maastricht es fundamental pues agrupó a las tres Comunidades (Euratom, CECA y CEE) y a las cooperaciones institucionalizadas en materia de política exterior, defensa, interior y justicia. La CEE pasa a ser la CE. Además, este Tratado crea la unión económica y monetaria, establece nuevas políticas comunitarias (educación y cultura) y desarrolla las competencias del Parlamento Europeo (procedimiento de codecisión)- y posteriormente a una Unión Europea que estipula un engranaje de tal magnitud que permite -casi- una soberanía colectiva con el libre movimiento de personas y una moneda común.

Lo que inició con un grupo pequeño de países ricos es hoy una unión de 28 países, no todos ricos, pero con una visión compartida de bienestar social y económico. Todo parecía armonioso hasta hace que se evidenciaron los malos manejos financieros de países como Portugal pero más que nada Grecia, pues España luchó en su momento de crisis más crítico para evitar un salvataje aplicando medidas duras impuestas por la Comunidad. La crisis económica en Grecia continúa sin que entendamos completamente sus resultados electorales.

La historia nos lleva a asumir que la Unión Europea progresa gracias a la crisis. Leí a Philippe Legrain, en un artículo sobre la desintegración de Europa en el diario El País, donde dice “Para que haya tal progreso se necesitan al menos cuatro ingredientes: una correcta interpretación compartida del problema, un acuerdo respecto del modo eficaz de superarlo; voluntad para ceder más soberanía, y líderes políticos capaces de impulsar los cambios. Hoy, faltan las cuatro condiciones”. Él sostiene que “los líderes europeos hoy son débiles, están divididos y parecen incapaces de plantear una visión creíble de beneficios de una mayor integración”.

La crisis financiera y, hoy ,la crisis migratoria ponen a Europa en una encrucijada bastante complicada. Hungría ha dicho que construirá un muro para “proteger” su frontera. Varios países, empezando por Alemania han decidido unilateralmente suspender la aplicación de normas de asilo de la UE -aquella que estipula que el primer país donde “se inscribe” el refugiado es quien debe proveer asilo, pero la mayoría llega primero al sur con la intención de refugiarse en los países del norte. La política alemana ha sido de recibir a todos los que quieran refugiarse allí pero no puede asegurar el acceso a los caminantes. Las imágenes de esas personas que vienen del medio oriente para asilarse son desgarradoras y poco a poco Europa muestra grietas producto de no repartir los costos de la unión de manera justa y decidida. Dilatar las soluciones puede incrementar el costo de una crisis pero imponer algo puede terminar por romper una unión que ha mutado de su origen; el de ser un grupo de pocos países ricos.

En tiempos de abundancia es fácil ponerse de acuerdo pero en tiempos de crisis los valores y los objetivos deben pasar la prueba de ácido. El Reino Unido , quien desde 1973 es parte de la Unión, sin suscribirse al Tratado Schengen ni acoger el euro, es decir, una participación con “reparos”, tiene las encuestas muy empatadas en cuanto al referéndum para mantenerse o salirse de la UE. Parecería que la estructura de la Unión se ve amenazada por el cortoplacismo en la visión de los hechos y los oportunistas de turno que utilizan los momentos difíciles para hacer propaganda. Si Europa ha tenido la sapiencia de unirse para trascender situaciones muy delicadas es de suponer que sabrá capear esta también.

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