El día en que triunfa la democracia

Martina Vera

Independientemente de los resultados finales que arrojen las urnas (por cierto, casi impredecibles), ese país vivirá una jornada inédita donde formalizará la regeneración de su oferta política, fortalecerá la democracia y fundará el pluripartidismo. Eso, de la mano de partidos emergentes que por primera vez en la historia disputan el poder a los dos grandes reyes del bipartidismo: El Partido Socialista Obrero y el Partido Popular. En Ecuador en cambio, el antiguo bipartidismo de España es de por si un lejano sueño. En el pluripartidismo, sería una osadía pensar en nuestro sistema unipartidista donde la formación verde domina. ¿Podremos reinventar también nosotros la democracia algún día, o ese es solo un dote que se reserva España?

Reinventar en momentos de crisis

La España de hoy no es aquella que conocí en el 2010 cuando la crisis económica incendió la fe del país. En aquel entonces, nadie habría imaginado que hoy, tan solo 3 anos después, la España en que amanecemos es distinta; recobra poco a poco su ritmo, su color, su ánimo, sus recursos, su nivel de consumo, su talento y sus oportunidades. Sin embargo, aun en mejores tiempos, varios se rehúsan a votar a los partidos tradicionales que ocultaron la crisis (PSOE), impusieron duros recortes y defraudaron la confianza ciudadana (PP). El desencanto rinde sus frutos, pues dos formaciones emergentes lo canalizan y crean un escenario electoral inédito en la historia de la democracia española este domingo.

La victoria del domingo se la anota la democracia

Este domingo en España  se estrenan con verdadero empuje dos nuevas fuerzas emergentes que irrumpen en el bipartidismo: Podemos y Ciudadanos. Ambos partidos no solo tienen lideres jóvenes y cercanos, sino que también aparecen para canalizar la indignación de los afectados por la crisis económica y la corrupción política. Si bien los emergentes sacuden las bases del sistema, es poco probable que uno de sus lideres presida la Moncloa. La razón es sencilla: aún acaparando una fracción importante del voto, podrían no contar con la mayoría necesaria para gobernar. Con ese poyo aparentemente sí cuenta el oficialista Mariano Rajoy que, si bien se espera que triunfe, no lo haría con un resultado holgado. Es posible entonces, que para gobernar, Rajoy deba formar gobierno con uno de sus rivales y responder también a tres partidos cuya representatividad en las cámaras será casi tan pujante como la del suyo. ¿El resultado? El fin de las mayorías absolutas, la renovación progresiva de la política, la inmersión en el pluripartidismo y un triunfo para la democracia. ¿Viviremos en Ecuador una jornada electoral similar en un futuro cercano?

Un Ecuador de posibilidades

Los ánimos del Ecuador de hoy me recuerdan en cierta forma a aquellos que presencié en España en el 2010. La crisis económica se avecina con fuerza: todos la sentimos, todos le tememos y todos cuestionamos los eufemismos con que la califica el gobierno. Hoy, tampoco contamos con un sistema pluripartidista, en el que más de una formación política tenga representatividad equiparable a la de sus rivales en la cámara legislativa. En nuestro país, solo gobiernan los verdes; el resto de partidos, que los hay variopintos, se sientan en el pleno a observar sesiones con absoluta impotencia.  Esas circunstancias, solo pueden modificarlas el voto popular que pronto tendrá sed de de soluciones y rostros nuevos. Para canalizar esa necesidad, en Ecuador es fundamental reinventar la política (dentro y fuera de las esferas oficialistas) a través de rostros nuevos y preparados con manos limpias que prioricen país ante partido. Si eso sucede, entonces quizá la composición de una asamblea unipartidista cambie para bien. Ese día, sabremos que al fin triunfa la democracia.

Más relacionadas