Predicar con el ejemplo

Esto implica, entre otras cosas, que las palabras y las directivas que los líderes imponen a sus seguidores deben ser congruentes con sus actos. En esta característica se quedan cortos los funcionarios del Gobierno de la Revolución Ciudadana, incluyendo a su máximo representante, Rafael Correa.

Para buscar ejemplos de esta dicotomía entre lo que el Gobierno predica y lo que realmente hace, no tenemos que remontarnos muy atrás en el tiempo.  Una muestra clara de esta inconsistencia es el actual proyecto reformatorio al Código del Trabajo que, entre otras medidas, contempla el paro parcial voluntario de los empleados privados. Hubiese sido interesante, antes de proponer dicha alternativa, que el gobierno dé el ejemplo decretando un cierre parcial de las actividades laborales de la burocracia (excepto de aquella considerada como esencial). Esto hubiese reducido el rubro de sueldos y salarios para el Estado, con énfasis en el gasto en salarios de aquella burocracia considerada como no esencial (en otras palabras, no hablamos de profesores, médicos, fuerza de seguridad pública interna y externa y empleados del sistema de justicia).

Para muestra de la factibilidad de esta propuesta debemos recordar que en la actualidad el Gobierno Central de nuestro país está conformado por un número excesivo de Ministerios y Secretarías con rango de Ministerio, 35 específicamente. Además, existen 6 Ministerios coordinadores de Ministerios. Solo para dimensionar el exceso de burocracia en nuestro país, en Bolivia existen tan solo 20 ministerios, en Chile 23 y en Colombia y Perú 18.

Por ello consideramos que sería un respiro necesario para las finanzas públicas de nuestro país recortar las horas trabajadas y por ende los desembolsos en sueldos para esta burocracia no esencial. Esto incluye a los asambleístas y a su pelotón de asesores. Por ejemplo, analicemos qué sucedería si se implementa un paro parcial a la Asamblea Nacional. Con un paro parcial del 50% del tiempo de los 137 asambleístas (incluyendo a sus 319 asesores y 286 asistentes), así como de los 501 trabajadores de staff de la Asamblea, se lograría un ahorro de aproximadamente 18 millones de dólares al año. Si a esto le incluimos la eliminación de los rubros de publicidad de la Asamblea, así como los onerosos viáticos, pasajes y gastos de residencia de los honorables asambleístas, el ahorro anual bordearía los 23 millones de dólares; lo cual podría utilizarse como un fondo solidario, cortesía de estos padres y madres de la patria, para con los pobres trabajadores de nuestro país golpeados inclementemente por la crisis de la economía ecuatoriana. Este posible acto heroico de nuestros Asambleístas, evitaría que se expropie un tercio de los fondos de cesantía de los trabajadores ecuatorianos; expropiación que se escuda bajo el justificativo eufemístico de proveer un componente solidario al nuevo seguro de desempleo.

Este ahorro de 23 millones de dólares anuales es de tan solo una institución, imagínense si se replicara esta idea en los 35 Ministerios y 6 Ministerios coordinadores del país. No solo eso, el Estado tiene muchos excesos que pudieran reducirse; por ejemplo: la existencia de entidades con funciones redundantes, Secretarías con funciones ridículas, medios de comunicación (escritos, radiales y televisivos) intrascendentes, sesgados y sin ningún beneficio para la sociedad, y gastos de publicidad innecesarios. De hecho, si los gastos de publicidad se reducen en tan solo la mitad de lo gastado durante el año pasado (hasta el mes de septiembre) nos ahorraríamos alrededor de 55 millones adicionales que podrían usarse para fortalecer el componente solidario del seguro de desempleo, sin exigirle un sacrificio forzoso e innecesario a las familias ecuatorianas de ceder un tercio de sus fondos de cesantía.

Todo esto sería posible, claro está, si el gobierno, sus funcionarios y su máximo representante practicasen lo que predican y además si es que estos mostrarían con hechos su amor y sacrificio por el país. Pero la realidad es otra; ya que, seremos nosotros -el pueblo ecuatoriano- quienes pagaremos los errores de una clase política que usó la economía de manera irresponsable, como plataforma política a través de un manejo demagógico e insostenible.

De hecho, si este gobierno fuese consistente con lo que predica y exige a otros, esperaríamos que, así como se ha impuesto que no existan espacios diferenciados (como casinos, comedores, accesos, baños, etc.,) para la tropa y los oficiales de las Fuerzas Armadas, suceda lo mismo con el Presidente, los Asambleístas y el personal de servicio de tanto Carondelet así como de la Asamblea correspondientemente. Por ejemplo, una muestra de consistencia hubiera sido que desde el pasado primero de marzo y en adelante, el Presidente Correa invite a su mesa, todos los días y para cada comida, al personal de servicio, secretarias, y guardias de Carondelet. De igual manera uno esperaría que no haya restricciones para el uso de los espacios exclusivos para el Presidente y su círculo, entre estos los baños exclusivos y hasta el despacho presidencial. Pero sabemos que esto no va a pasar porque las consecuencias y las obligaciones son para los demás y no para los ungidos por el gobierno. Por lo que sería de ilusos esperar que algún día se comience a predicar con el ejemplo y el caudillo muestre signos reales de liderazgo.

P.D.: Aunque es raro que un artículo de opinión tenga una posdata, la situación execrable que acontece en el país lo amerita. Cuando fue escrito este artículo no se poseía las declaraciones del ciudadano Correa con respecto al caso de impago del Gobierno Nacional a SOLCA. Aparentemente la vida de aquellos afectados por esta enfermedad es un tema poco interesante para este caudillo. Actitud que da lástima pues ya demuestra un completo desprecio por la vida humana y la tragedia que sufren muchas familias del país. Si esta situación no lo enoja, señor lector, pudiera ser por dos cosas, o porque no le interesa el destino ni de sus coterráneos ni el suyo o porque no está informándose correctamente. Lo segundo puede curarse con una mayor exposición a información. Y si lo que le sucede es lo primero le invito a recordar las palabras de Martin Niemöller: “Cuando vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron a por los judíos, no pronuncié palabra, porque yo no era judío. Cuando finalmente vinieron a por mí, no había nadie más que pudiera protestar”.

* Santiago Bucaram es Director del Instituto de Economía de la USFQ

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