¿Debe terminar Rafael Correa su mandato?

Guillermo Lasso, candidato presidencial de CREO, ha dicho que la actual crisis es responsabilidad directa del actual gobierno y que su permanencia solo agudizaría la profunda recesión económica y social. Su solución, entonces, es que se adelanten las elecciones, para que otro actor político enderece el rumbo del país.

Otros grupos políticos y sociales, en convocatorias multitudinarias, han planteado el cese inmediato de funciones del responsable directo de esta descomposición social y crisis galopante, con gritos de ¡Fuera Correa, Fuera!, con el que tratan de avivar el sentir colectivo para presionar la salida presidencial.

El gobierno, con sus acciones, ha visto afectada significativamente su popularidad, su credibilidad y su aceptación. Las medidas adoptadas, como la formulación de nuevas leyes, enmiendas constitucionales e impuestos excesivos,  solo han agitado el avispero del rechazo popular. No se ve en el horizonte una luz que permita reorientar la economía nacional sin afectar a los más pobres. En el juego del poder no priman los objetivos nacionales permanentes, se gobierna para el partido y los intereses personales, bajo la premisa de que el poder es permanente.

La falta de planificación y los altos niveles de improvisación han llevado a construir mega obras que se han quedado en la inauguración o sin fondos para poder concluirlas, existe una parálisis total de la producción y del desarrollo nacional, la incertidumbre económica campea y la seguridad jurídica es una mala película de ciencia ficción.

El gobierno de Rafael Correa mira con temor el escenario electoral y la ineficiencia de su gestión pasará su cuenta política, por lo que trata de alcanzar de algún gobierno amigo un salvavidas económico que le dé un pequeño respiro sin importarle que se siga endeudando al país. Su objetivo es ganar más tiempo para ver si los precios del petróleo tienen un repunte que le permita salir de la crítica situación actual.

La comunidad internacional ya no cree en el exitoso modelo ecuatoriano, por lo tanto la crisis se vuelve cada vez más incontrolable y se ve venir un proceso de desestabilización con repercusiones inesperadas.

El presidente Correa y sus colaboradores saben que es el momento de dejar el poder y evitar que ese remolino que ya está formado los atrape y no les permita salir bien librados. ¿Cómo hacerlo? tiene que exacerbar, con medidas antipopulares, una reacción social y abandonar el poder como mártir, para retornar luego de que las condiciones sean mejores y acusar la incapacidad del manejo público de sus antecesores.

La pregunta planteada al inicio de este artículo se responde por sí sola, es necesario el respeto a la decisión popular consagrada en las urnas y por lo tanto que el Presidente Correa termine su mandato, para que no exista otro responsable o peor crear mitos o leyendas en un país que tenía el desarrollo en sus manos y que entregó su porvenir y el de sus hijos a populistas, aún a costa del sacrificio de la sociedad.

Esta dura prueba, que está por venir, nos levantará como ecuatorianos, pero sobre todo nos recordará que ningún modelo socialista ha sido exitoso y que a la hora de dar nuestro voto debemos razonarlo, porque la supervivencia de la familia ecuatoriana está en peligro.

  • Mario Pazmiño es coronel, en retiro, de las Fuerzas Armadas del Ecuador.

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