El estado de las cosas

;aríasol Pons

En ese proceso nos estamos convirtiendo en agentes repetidores de evaluaciones negativas que nos bajan el ánimo. Y cómo no convertirse en eso si gran parte de que lo que vemos no hace sentido y vemos que va en detrimento del desarrollo del país y de sus habitantes. Hemos visto, no en un video sino en tres, como el presidente estalla feroz frente a personas muy vulnerables –damnificados no es un término que le hace justicia, son más que eso-, las peleas entre ministros y militares en los centros de acopio donde se gestiona el manejo de donaciones para los afectados del terremoto.

Por un lado se dice que aquí no estamos desesperados por créditos, que lo que menos hace falta es liquidez, pero luego se nos informa de medidas tributarias como la extensión de salvaguardas, el incremento de impuestos para bebidas azucaradas, un impuesto dirigido a las cervezas industriales –producto de gran consumo popular-, la restricción de efectivo para quienes viajan, el incremento de impuestos sobre el uso de telefonía celular solo para empresas, como si eso fuera un alivio. Todas las medidas acaban en un encarecimiento de la vida y por ende un empobrecimiento de los ecuatorianos. Mayor intervención del estado y mayores costos para sus ciudadanos.

El “control de la democracia” al que hizo referencia en el Vaticano nos deja un sinsabor difícil de pasar. Para financiar la reconstrucción se habla muy poco de los seguros de catástrofe que deben cubrir los daños económicos especialmente de los edificios públicos. Sin embargo, de manera veloz, se decidió que deben subir el IVA temporalmente; empobreciendo más a la población, contrayendo el debilitado consumo de un país en crisis y encareciendo costos de producción. Así también se nos impondrá una contribución salarial obligatoria que contradice los derechos de los trabajadores promulgados por la Constitución.

En esta sinfonía pesimista aterrizamos en el ejemplo de Venezuela que no podría ser más claro. La semana laboral ha quedado disminuída a dos días, no tienen suficiente generación de energía eléctrica, el presidente sale pidiendo a las venezolanas que no se sequen el pelo en la peluquería regularmente sino que lo hagan en ocasiones especiales –esto hasta como broma es agridulce-, no tienen suficientes insumos para tener una existencia adecuada a los tiempos que vivimos. Ahora Nicolás Maduro ha ofrecido un incremento de salarios que en realidad solo empeora el problema. En la recolección de firmas para la solicitud de un referendo que revoque su mandato, el gobierno de Venezuela ha amenazado con revisar nombre a nombre quienes se adhieran a apoyar dicho referendo, ¿a qué se ha llegado en ese país que se intimida flagrantemente a las personas? Esa no es la Venezuela que producía novelas y que era boyante por sus ingresos petroleros, Chavez y Maduro la llevaron a cuidados intensivos y ahí respira en un coma económico y social. El triunfo de la oposición en las últimas elecciones a la Asamblea debió ser un mensaje claro de la población a su presidente, sus políticas no producen una mejor calidad de vida sino lo contrario.

En esto se resume el producto de un buen gobernante; la capacidad de tomar decisiones que resultan en una mejora en la calidad de vida de sus residentes. Hace 9 años Alianza País gobierna Ecuador, durante gran parte de esos 9 años vivimos de la bonanza petrolera producto de recursos naturales, no de un cambio de modelo económico beneficioso, la prueba está en que hoy no hay ahorros para afrontar la crisis y el recurso más repetitivo de dicho equipo político son los impuestos, poniendo el peso en los trabajadores y sus familias, porque al final será cada bolsillo ecuatoriano el que pague por el desacierto de la mayoría que los eligió.

La inscripción de candidatos para las cercanas elecciones del 2017 es en noviembre 2016. En nosotros estará escoger el rumbo que queremos para nuestro país.

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