¿Qúe fuerza tiene la unión?

Martina Vera

En EEUU la posibilidad de que el magnate Donald Trump gane la Presidencia moviliza a los militantes de Sanders en el Partido Demócrata para volcar su apoyo en la figura de Clinton. En Venezuela, la oposición recibe la primera luz verde, pero no la definitiva, del Consejo Nacional Electoral para continuar con el proceso de revocatoria del mandato de Nicolás Maduro. En Ecuador, tres frentes de oposición, uno de izquierdas, otro encabezado por líderes regionales y un tercero por el líder de CREO, suman apoyos para derrotar a Alianza País en la siguiente cita electoral. Esos frentes de oposición a figuras radicales corroboran que en momentos álgidos es la unión la que hace la fuerza. La pregunta es ¿qué fuerza tiene la unión?

¿Los Demócratas unidos?

En EEUU las primarias dejan una gran preocupación: la de que un líder con marcados arranques xenófobos, racistas y totalitarios sea quien ocupe el Salón Oval en una de las democracias más maduras del continente. Para evitar que Donald Trump llegue a la Casa Blanca, el propio Presidente Obama, conciliador en el discurso y en la práctica, pide a Bernie Sanders que considere una retirada temprana de la contienda y aglutine su apoyo electoral en torno a la figura más opcionada del partido: Hillary Clinton. Sanders, aún no juega con claridad sus cartas, pese a la anunciada derrota en las primarias. Si lo hace en el futuro, es incierto cuan sólido sería su respaldo a Clinton para conformar un frente de Demócratas unidos.

¿Podrá traducirse una posible afirmativa de Sanders en votos? ¿Qué tan leales serían los electores que apoyan a un candidato para castigar a otro? Quizá la respuesta a esas preguntas yace en casos ajenos y lejanos, pero aplicables al contexto propio con importantes retoques. En Venezuela, por ejemplo, la unión no solo provino de figuras con distintas ideologías, sino también de diferentes afiliaciones políticas y se tomó la Asamblea con éxito. Hoy, la posibilidad de convocar a Referéndum para terminar el mandato de Maduro comprueba que, pese a las diferencias, el objetivo común de esa unión la hizo sólida.

La fortaleza yace en la debilidad del contrincante

Muchos consideran que la fortaleza de la unidad venezolana radicó en su capacidad de capitalizar los desaciertos del contrincante común, Nicolás Maduro, en un solo frente. Entre esos errores yacía una actitud y un discurso provocador, divisionista, revanchista y superfluo que jamás ahondó en la solución a los problemas Venezolanos, sino que priorizó la confrontación con quienes pensaban diferente. Esa, es también la misma actitud de base que genera rechazo hacia Donald Trump en EEUU y otra figura que los ecuatorianos conocemos mejor: Rafael Correa.

En Ecuador, el compás del reloj político está próximo a marcar la hora decisiva y los líderes nacionales preparan su estrategia para las elecciones Presidenciales. La oposición no se aglutina en torno a un frente único como en Venezuela y sus candidatos menos opcionados ni siquiera consideran claudicar ante su eminente derrota para así incorporarse a un frente unido. Tampoco tenemos un único frente de partidos de oposición, sino tres frentes distintos que aglutinan a algunos partidos. No todos ellos acogen a figuras y candidatos pulcros ni han decidido con claridad cuál será su plan de gobierno. Quizá en Ecuador, el tiempo apremia pero también confunde la evidente urgencia de anteponer País a partido o candidato como sucede en Venezuela o EEUU.

Los líderes de la oposición nacional no pueden ni deben olvidar que si bien la unión hace la fuerza, la fuerza de la unión, se mide también en calidad, claridad y número para capitalizar los errores del contrincante en lugar de repetirlos. Venezuela no lo hizo y tampoco lo hará EEUU. ¿Aquí, aprenderemos? O hace falta una amenaza mayor…

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