¡Caminos de primera!

Tiene razón: es vital dragar y prevenir sedimentación en las ocho provincias de toda la cuenca del Guayas. Pero, además del problema de los ríos, el mayor dolor de cabeza en cada invierno —y hasta cuando no llueve— es la falta de buenos caminos vecinales en el sector rural.

Hace poco estuve en Salitre y desde la T de las Yucas verifiqué el lamentable estado de la vía hacia la Bodeguita, que atormenta a numerosas familias que viven del cultivo de arroz. No es un caso aislado. Mientras termina una década de correísmo, que tuvo más dinero que nunca, la realidad es que gran parte de los caminos vecinales en Guayas están destruidos, afectando a más de un millón de ciudadanos que viven fuera de Guayaquil. Lo mismo ocurre por todo el Ecuador.

Sin caminos decentes, el agricultor que se endeuda, madruga y se esfuerza por trabajar el campo, luego no puede transportar sus productos a través de senderos de polvo y piedra que a la primera lluvia se convierten en lodazales intransitables. Este no es un tema menor: la lotería del petróleo se acabó. Y por tanto debemos reactivar el agro, que ya hoy sostiene nuestras exportaciones, si queremos superar la crisis.

El desafío no es solo construir vías y rehacerlas cada año por mala calidad, sino lograr caminos de primera que duren, con contratos que garanticen su correcto precio y manutención en el tiempo. El Gobierno responderá: “tenemos carreteras, tenemos patria”. Pues bien: los ciudadanos que, lejos de las carreteras, sufren caminos de mala calidad, también merecen tener patria.

Más relacionadas