Sobre el triunfo de Trump

;aríasol Pons

Donald Trump logró la nominación del partido Republicano así como Hillary Clinton del partido Demócrata.

El estilo prepotente, misógino y discriminatorio apuntaba a que Trump pierda las elecciones, no bastaba sino que hable para que digas cosas no solo políticamente incorrectas sino muy ofensivas. Hillary, en cambio, percibida como el “establishment”, como corrupta – en palabras de Trump- luchaba por diferenciarse y defenderse mediante la capacidad demostrada en cargos públicos a través de los años dejando que Trump hable y se hunda por sus propios deméritos. Hillary logró ganar los tres debates presidenciales, históricamente en ese país quien gana los debates gana las elecciones, pero la vida no es matemática y aún cuando Hillary lideraba la carrera el momentum le dio la vuelta. La denuncia del FBI, pocos días antes de las elecciones acerca de la reapertura de la investigación acerca del uso del servidor privado para emails públicos hizo que la conversación entre americanos vuelve a ese enunciado gris, poco detallado acerca de una denuncia donde no se sabía exactamente qué buscaban, pero que sin duda producía serías dudas sobre la transparencia de la candidata y el futuro manejo de la presidencia. Es importante recalcar que ambos candidatos tenían altísimas cifras negativas en su nivel de aceptación popular de tal manera que el voto se orientaba más hacia el rechazo que al agrado. Dos días antes de las elecciones el FBI anunció que nuevamente archivaba la investigación y que desligaba a Hillary de un proceso legal. El daño ya estaba hecho. Durante el fin de semana hubieron muchos votantes que ya habían endosado en la votación anticipada y su imagen ya había sido empañada nuevamente.

Mientras tanto, Trump logró movilizar a esa gran base de votantes blancos sin educación universitaria donde se adjudicó por encima del 70 por ciento de los votos, prometiendo cerrar la frontera y traer los trabajos de vuelta a Estados Unidos reabriendo fábricas. Hay que destacar que ese segmento de la población no ha tenido incremento en sus ingresos desde hace más de un par de años. El registro de votantes en ese segmento aumentó inesperadamente en la parte norte de Florida, un estado clave para su triunfo. Hillary, por otro lado, ganó el voto de las mujeres, de las minorías latinas y afroamericanas, así como, el de los milenials.

Hay quienes dicen que las estadísticas se equivocaron pues arrojaban a Hillary como la candidata con mayor probabilidad de ganar, pero si algo se sentía era incertidumbre. Era una competencia bastante atípica. Se atribuye también parte del error a la incapacidad de los encuestadores de medir el voto vergonzante. Algo muy común en nuestra región, pero atípico en Estados Unidos.

En resumen, la política es como la vida, hay una base concreta y otra muy subjetiva. Hay un sin fin de variables que se pueden yuxtaponer para explicar los resultados. El análisis minucioso de la demografía del voto así como del discurso político podrá dar luces a los asesores. Con el tiempo y mayor perspectiva podremos entender un cambio tan abrupto del “momentum”. Estados Unidos ha quedado tremendamente dividido a pesar de que Trump y Hillary hablaron de unidad en sus discursos post resultados. Ahora no nos queda sino esperar y observar cómo dichos resultados se materializan en el mundo.

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